"Parece
que la gente del Bicep 2 [así se llama el experimento] cometió un error",
dice Zaldarriaga, que ya dio una conferencia para explicar los hallazgos en
Caltech y otra en la Universidad de Stanford, donde trabajan varios de los
integrantes del equipo de investigadores.
Éste es sólo un ejemplo de un fenómeno que incomoda a los científicos:
las retractaciones (retirar publicaciones por errores, falsedad o manipulación
de datos) están creciendo y se producen cada vez en plazos más breves. Trabajos
que llegaron a las tapas de los diarios en
todo el mundo debieron ser corregidos o retirados por contener fallas graves,
descubiertas por otros científicos.
Hace
apenas unos días, Haruko Obokata, del Centro Riken, de Kobe, Japón, aceptó
retractarse de uno de los dos controvertidos trabajos en los que afirmaba haber
creado un nuevo tipo de células madre con sólo sumergir células adultas en un
medio ácido durante 30 minutos. Los estudios, considerados un hito, se
publicaron en Nature en enero, pero fueron atacados casi inmediatamente cuando
otros científicos comprobaron que contenían imágenes manipuladas y duplicadas.
En otro
paper ampliamente difundido el año pasado, investigadores de la Universidad de
Oregon afirmaron haber conseguido la "figurita difícil" que se
disputaban varios grupos al crear células madre específicas del paciente
reprogramando óvulos hasta un estadio embrionario. Errores en cuatro datos y la
acusación de que el trabajo había sido aprobado tras sólo unos días de
referato, hicieron sospechar que podía tratarse de un fraude, pero este año los
hallazgos finalmente pudieron reproducirse.
El primer
artículo retractado por plagio se publicó en 1979. Para algunos, la
multiplicación de retractaciones que se registró desde entonces es signo de una
mayor exigencia de transparencia de la propia comunidad científica. Pero hay
quienes dicen que lo que finalmente se da a conocer es sólo la punta del iceberg.
En un artículo publicado en Nature, Richard van Noorden calcula que en la
última década el número de retractaciones se multiplicó por 10, mientras el de
publicaciones creció 44%. La mitad de las retractaciones se deberían a
conductas fraudulentas.
Una revisión
ya clásica de Daniele Fanelli en Plos One afirma que entre el 1 y el 2% de los
científicos admite haber inventado o modificado datos por lo menos una vez,
pero más del 30% dijo conocer a alguien que había incurrido en este modus
operandi.
Hoy, la visión
del científico como un ser impoluto está dejando paso a la de un personaje
movido por intereses y emociones tan humanas como las del resto de los
mortales.
En agosto
de 2010, el periodista científico Ivan Oransky fundó con Adam Marcus el blog
Retraction Watch para traer a primer plano estos casos. "Habíamos cubierto
retractaciones durante años y nos dimos cuenta de que detrás de cada una había
una historia que merecía ser contada", dice Oransky, desde Nueva York.
Aunque al
principio creyeron que iban a publicar un post de vez en cuando, hoy están
produciendo dos por día. "Creemos que la ciencia debe corregirse a sí
misma -explica Oransky, director editorial de MedPage y profesor de la
Universidad de Nueva York-. Si la ciencia no habla de sus faltas, lo harán sus
enemigos. La verdad siempre aparece, y si simplemente ocultamos los errores y
las fallas, no tendremos credibilidad."
Oransky
cuenta que constantemente les dicen [a él y a Marcus] que no hagan tanto
hincapié en las faltas. "Pero están equivocados -subraya-. Dicen «ok, hay
errores, pero barrámoslos debajo de la alfombra». Sin embargo, no se puede
seguir asegurando que los problemas no existen..."
"Creo
que es un signo de los tiempos -opina Pedro Bekinschtein, investigador del
Instituto de Biología Celular y Neurociencias de la Facultad de Medicina de la
UBA-. Seguramente ocurría antes, pero es probable que ahora suceda con más
frecuencia porque hay más científicos, y también más probabilidad de que
alguien mienta o fabrique datos. Pero hay una razón de fondo que excede el
simple ego de los investigadores o la intención de ser «el primero». Hay
muchísima presión, sobre todo en los países desarrollados, por publicar en lo
que se conoce como revistas de «alto impacto». Muchas veces es el mismo jefe de
grupo el que traslada la presión a los posdocs o doctorandos, y algunos
fabrican datos para congraciarse con él."
Para
Alberto Kornblihtt, multipremiado investigador del Conicet, "La mentira
tiene patas cortas. Si algo es cierto, debe poder ser reproducido por otros
experimentadores. Cuando esto no ocurre, primero se abre la puerta a la
sospecha y, luego, al escándalo. ¿Qué lleva a un investigador a cometer fraude?
Afán desmedido de fama, reconocimiento de sus pares y la sociedad, viajes,
mayores subsidios y dinero. También contribuyen la presión institucional o
gubernamental, el mesianismo, el temor al fracaso. Pero paradójicamente, los
mismos motivos que promueven el fraude ayudan a prevenirlo. Quien quiera
alcanzar y mantener la fama, será mejor que se comporte honestamente, porque
corre el riesgo de perderlo todo."
Pablo
Argibay, director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del
Hospital Italiano, cree que hoy se combinan fortísimos intereses económicos.
"Apenas un investigador tiene algo patentable entre manos, se acercan
inversores de riesgo que aportan millones, pero quieren salir rápido del
«riesgo» -dice-. Los grupos quieren publicar rápido para conseguir más recursos
y para lucrar en algunos casos. A veces hablás con investigadores que tienen
una especie de «alucinación» intelectual. Ven resultados donde sólo hay
humo."
Para
Bekinschtein, dado que el sistema "publish or perish" (publica o
perece) seguirá existiendo, quizá las ciencias biomédicas deberían adoptar un
sistema de repositorios de datos "crudos", abierto a toda la
comunidad científica. "Así, sería mucho más difícil que una manipulación
estadística o una falsificación de datos pase desapercibida", destaca.
Acerca del
Bicep 2, Zaldarriaga comenta: "Después de que se presentaron los
resultados,hubo peleas en blogs, rumores de todo tipo, ataques personales, idas
y venidas en Twitter. Los distintos grupos «actuaron» un poco para los medios.
Nunca hubiera creído que iba a ver eso en la cosmología, algo tan distante de
la vida cotidiana...".
Todo
indica que en lugar de ofrecer evidencias de la inflación planteada por Guth y
Linde (que en septiembre recibirán en Oslo el premio Kavli, de un millón de
dólares, por sus aportes) los científicos de Harvard podrían haber detectado
sólo polvo interestelar. "Parece que todas las estimaciones están
mal", afirma Zaldarriaga. Pero enseguida agrega: "Sin embargo, hay
algo positivo en todo esto: publicar es más fácil y no es una garantía, pero
cuando algo se da a conocer, hay un referato público más estricto. Son muchos
más los que te están mirando".
ALGUNOS DE LOS CASOS MÁS
RESONANTES
Historias
en las que confluyen desde errores leves hasta invención de datos
Clonación
de células
El 15 de
mayo de 2013, los diarios publicaron que científicos estadounidenses habían
logrado extraer células madre humanas de óvulos clonados con la misma técnica
que produjo a la oveja Dolly. El estudio, dirigido por Shoukhrat Mitalipov, de
la Universidad de Oregon, en los Estados Unidos, fue publicado en la revista
Cell y duramente criticado por haber sido aceptado tras un proceso de referato
inusualmente breve. Sólo pudo ser reproducido un año más tarde
Células
madres en 30 minutos
El 28 del
mes pasado, Haruko Obokata, del Centro Riken de Biología del Desarrollo, en
Kobe, Japón, aceptó retractarse de uno de los dos controvertidos trabajos que
había publicado en Nature y en los que afirmaba haber logrado crear células
madre pluripotentes sumergiendo células adultas en un medio ácido.
Ondas
gravitorias
Una
colaboración internacional se apuró a anunciar en marzo (antes de publicarlo)
que había tenido éxito en su intento de detectar ondas gravitacionales
utilizando un radiotelescopio ubicado en el Polo Sur llamado Bicep2. Se lo
consideró uno de los hallazgos más importantes del siglo, pero pocas semanas
más tarde los físicos encontraron errores en el trabajo. Sugieren que lo que
detectaron puede no haber sido más que polvo interestelar.
ANTECEDENTES
Clonación
En marzo
de 2004, Hwang y su equipo anunciaron que por primera vez habían clonado un
embrión humano. En diciembre de 2005 se comprobó que dos estudios de clonación
con células madre publicados en Science se habían basado en datos falsificados
y tuvo que renunciar.
Neurociencia
Una
investigación interna de su universidad comprobó que fabricó y falsificó datos.
Varios de sus papers, en revistas como Science y Nature, aseguraban que los
primates poseen habilidades cognitivas similares a las de los humanos. Lo
obligaron a renunciar a su puesto de profesor en 2011.
Psicología
Era una
estrella académica y autor de varios estudios impactantes sobre comportamiento
humano. Fue obligado a renunciar como decano de su facultad en 2011, después de
que se descubriera que había fraguado 55 trabajos