lunes, 26 de enero de 2015

SOCIEDADES DE CONTROL Y HUMANISMO RADICAL

Alvin Reyes


El Blog de Nanin publicó hace un par de semanas un interesante trabajo titulado Mi balance: el anarquismo y yo nos estamos reinventando donde se analiza el movimiento del 15M y su ilusión de que este movimiento por fin trajera esperanza El 15M fue para mí un punto sin retorno, un momento histórico, el preludio para una renovada forma de acercarme a la comprensión del mundo en el que vivo. Al igual que cientos de miles de personas, experimenté una mirada ilusionada ante la posibilidad que parecía abrirse ante nuestros ojos, la visión de que era posible cambiar el rumbo de la historia porque, por fin, mucha, mucha gente, estaba siendo consciente de la grosera realidad que quedaba al descubierto tras la manta de la Crisis.”

Pero al parecer con el paso del tiempo el movimiento empezó a languidecer colocando al autor en posición reflexiva. Que tenemos que hacer? Y a continuación enumera algunas propuestas y alternativas para los movimientos a surgir.

Sólo el pensamiento libertario parece hoy capaz de comprender la compleja naturaleza del poder en los tiempos actuales y sólo desde la práctica libertaria -destruir construyendo-, parece abrirse un resquicio de posibilidad para combatir la dominación, al tiempo que para construir espacios de autonomía personal y social, para irnos acercando a lo más parecido a la democracia y a la libertad. El tradicional abstencionismo electoral del anarquismo hoy no sirve de nada si no va acompañado del combate frontal, teórico y práctico, con las estructuras estatal-capitalistas, simultáneamente con la anticipación de la democracia en su dimensión integral...en definitiva: construyendo en el tiempo presente la forma de vida que ahora sólo pensamos.

A raíz de este trabajo surgió otro publicado en La Escuela de la Vida Renovación, comunicación y autotransformación escrito por José Manuel Pérez donde plantea que todo proceso revolucionario pasa primero por un esfuerzo individual de autotransformación y desarrollo.

Hay que enseñar a la gente la primera y fundamental lección de la democracia: el desarrollo y la autotransformación no pueden delegarse. En torno a este principio central se articulan una serie de ideas similares como son la autonomía municipal, la libertad de expresión y comunicación, el acceso universal al conocimiento, la protección contra los abusos del poder y un elevado sentido de la responsabilidad moral del individuo…..Este proyecto de autonomía personal y colectiva sólo es posible en comunidades y grupos relativamente pequeños, cuyos miembros se encuentran a menudo cara a cara, interactúan libremente y se conocen unos a otros en tanto que personas. Por este motivo las formas estatales son difícilmente compatibles con iniciativas democráticas genuinas y auténticas.”

Estoy  de acuerdo con ambos trabajos  en lo fundamental, pero me gustaría aquí agregar unas reflexiones que me vienen saltando en la cabeza de hace ya un par de años y profundamente creo que cualquier movimiento de liberación, o de cambio de modelo o de rescate de nuestra sociedad pasa primero por la derrota total del sistema actual. No podemos hacer nada dentro de los parámetros de dominación tecnológica, económica, militar y mediática actual. Y aunque logren funcionar proyectos en comunidades pequeñas y autónomas lejos de los grandes centros urbanos de dominación no es menos cierto que vivimos todos en el mismo planeta y que cualquier catástrofe ambiental, cualquier guerra mundial entre los grandes poderes nos alcanzará a todos por igual. La primera tarea es derrumbar el sistema.

En un interesante trabajo publicado en El País por Byung-chul Han ¿Por qué hoy no es posible la revolución? este se pregunta ¿Por qué el régimen de dominación neoliberal es tan estable? ¿Por qué hay tan poca resistencia? ¿Por qué toda resistencia se desvanece tan rápido? ¿Por qué ya no es posible la revolución a pesar del creciente abismo entre ricos y pobres?”.

Esto es posible porque estamos enfrentando al sistema con armas funcionaban contra un sistema viejo basado en controles disciplinarios, el sistema neoliberal actual funciona de manera diferente El poder estabilizador del sistema ya no es represor, sino seductor, es decir, cautivador. Ya no es tan visible como en el régimen disciplinario. No hay un oponente, un enemigo que oprime la libertad ante el que fuera posible la resistencia. El neoliberalismo convierte al trabajador oprimido en empresario, en empleador de sí mismo. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona.”

La sociedad actual ha dejado de ser una sociedad basada en la disciplina, para lo que los movimientos de protestas y el anarquismo si tienen respuestas tangibles, para pasar a ser sociedades de control y para luchar contra las cuales aún estamos ensayando métodos. A  riesgo de abusar de su tiempo y hacer este trabajo muy largo creo que es importante compartir unos párrafos de Gilles Deleuze.

Las viejas sociedades de soberanía manejaban máquinas simples, palancas, poleas, relojes; pero las sociedades disciplinarias recientes se equipaban con máquinas energéticas, con el peligro pasivo de la entropía y el peligro activo del sabotaje; las sociedades de control operan sobre máquinas de tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores cuyo peligro pasivo es el ruido y el activo la piratería o la introducción de virus. Es una evolución tecnológica pero, más profundamente aún, una mutación del capitalismo. Una mutación ya bien conocida, que puede resumirse así: el capitalismo del siglo XIX es de concentración, para la producción, y de propiedad. Erige pues la fábrica en lugar de encierro, siendo el capitalista el dueño de los medios de producción, pero también eventualmente propietario de otros lugares concebidos por analogía (la casa familiar del obrero, la escuela). En cuanto al mercado, es conquistado ya por especialización, ya por colonización, ya por baja de los costos de producción. Pero, en la situación actual, el capitalismo ya no se basa en la producción, que relega frecuentemente a la periferia del tercer mundo, incluso bajo las formas complejas del textil, la metalurgia o el petróleo. Es un capitalismo de superproducción. Ya no compra materias primas y vende productos terminados: compra productos terminados o monta piezas. Lo que quiere vender son servicios, y lo que quiere comprar son acciones. Ya no es un capitalismo para la producción, sino para el producto, es decir para la venta y para el mercado. Así, es esencialmente dispersivo, y la fábrica ha cedido su lugar a la empresa. La familia, la escuela, el ejército, la fábrica ya no son lugares analógicos distintos que convergen hacia un propietario, Estado o potencia privada, sino las figuras cifradas, deformables y transformables, de una misma empresa que sólo tiene administradores. Incluso el arte ha abandonado los lugares cerrados para entrar en los circuitos abiertos de la banca. Las conquistas de mercado se hacen por temas de control y no ya por formación de disciplina, por fijación de cotizaciones más aún que por baja de costos, por transformación del producto más que por especialización de producción. El servicio de venta se ha convertido en el centro o el “alma” de la empresa. Se nos enseña que las empresas tienen un alma, lo cual es sin duda la noticia más terrorífica del mundo. El marketing es ahora el instrumento del control social, y forma la raza impúdica de nuestros amos. El control es a corto plazo y de rotación rápida, pero también continuo e ilimitado, mientras que la disciplina era de larga duración, infinita y discontinua. El hombre ya no es el hombre encerrado, sino el hombre endeudado.” (Gilles Deleuze: “Posdata sobre las sociedades de control”,en Christian Ferrer (Comp.) El lenguaje literario, Tº 2, Ed. Nordan, Montevideo, 1991.)

O sea el capitalismo se adapta, muta, debemos también nosotros mutar hacia otros tipos de lucha. Hace unos meses intentaba en El mundo según Bauman  aproximarme a una idea sobre la lucha que se avecina donde decía que todos los intentos tradicionales de lucha como toma de plazas y tomas de calles “…se quedaran en intentos porque el sistema tiene respuestas para todas las formas de protestas, si la propuesta es violenta, la  respuesta será violenta. Si la lucha se lleva a los medios de comunicación, reales o virtuales, la respuesta será mediática porque, repito, las corporaciones controlan todos los medios. Y además, por medio a este control de las comunicaciones,  han logrado mantener apática a una parte importante de la población mundial con el entretenimiento barato y el deporte, que ha dejado de ser un evento de sana competencia para convertirse en una fábrica de estrellas y de ídolos falsos para el consumo de la población. Una parte importante de la estrategia del poder corporativo es mantener a la mayoría de la población políticamente apática. Esto se logra dando la falsa creencia de una sociedad en bienestar a través de la oferta de bienes de consumo y una gran industria del entretenimiento que mantenga a los ciudadanos políticamente pasivos.”

Finalmente la única ideología que creo contiene alguna respuesta es la del humanismo radical todos los demás ismos son falsos (islamismo, comunismo, anarquismo, judaísmo, cristianismo, etc.) por que se basan en aspectos únicos de la vida como seguir los dictados de dioses egoístas o en adorar el fetichismo económico de la cantidad. Debemos rescatar el ser humano del reducto a donde ha sido acorralado en las sociedades de control y colocarlo de nuevo en el centro de nuestro mundo de donde fue sacado, no recientemente, si no como señala Mumford, que los primeros matemáticos de la antigüedad se preocuparon de los planetas en vez de pensar en el ser humano. No creo que ningún movimiento logrará que nada ocurra en las condiciones actuales de dominación. Es importante la transformación individual y espiritual del hombre pero esto solo no lograra la felicidad porque el sistema trabaja demasiado rápido y es capaz de generar las respuestas más diversas. Debemos derribar el sistema quitándole la savia que lo alimenta. Un sistema rentista solo piensa en el dinero y es por eso que le planteamos a aquellos que intentan cambiar el mundo para bien, los que están cansados de las injusticias sociales, de las guerras económicas, de la explotación salvaje del planeta, que cualquier intento de revolución pasa de manera obligatoria por atacar directamente al consumo primero como una fórmula para liberar al  espíritu humano de las cadenas materialistas que le esclavizan y luego como un arma única contra los gobiernos corporativos.

jueves, 22 de enero de 2015

El fin de la televisión de masas

Por Ignacio Ramonet. Publicado en Le Monde Diplomatique

La televisión sigue cambiando rápidamente. Esencialmente por las nuevas prácticas de acceso a los contenidos audiovisuales que observamos sobre todo entre las jóvenes generaciones. Todos los estudios realizados sobre las nuevas prácticas de uso de la televisión en Estados Unidos y en Europa indican un cambio acelerado. Los jóvenes televidentes pasan del consumo “lineal” de TV hacia un consumo en “diferido” y “a la carta” en una “segunda pantalla” (ordenador, tabletsmartphone). De receptores pasivos, los ciudadanos están pasando a ser, mediante el uso masivo de las redes sociales, “productores-difusores”, o productores-consumidores (prosumers).
En los primeros años de la televisión, el comportamiento tradicional del telespectador era mirar los programas directamente en la pantalla de su televisor de salón, manteniéndose a menudo fiel a una misma (y casi única) cadena. Con el tiempo todo eso cambió. Y llegó la era digital. En la televisión analógica ya no cabían más cadenas y no existía posibilidad física para añadir nuevos canales, porque un bloque de frecuencia de seis megahercios equivale a una sola señal, un solo canal. Pero con la digitalización, el espectro radioeléctrico se fracciona y se optimiza. Por cada frecuencia de 6 MHz, en vez de una sola cadena, se pueden ahora transmitir hasta seis u ocho señales, y se multiplica de ese modo la cantidad de canales. Donde antes, en una zona había siete, ocho o diez canales, ahora hay cincuenta, sesenta, setenta o centenares de canales digitales...
Esa explosión del número de cadenas disponibles, particularmente por cable y satélite, dejó obsoleta la fidelidad del telespectador a un canal de preferencia y suprimió la linealidad. Como en el restaurante, se abandonó la fórmula del menú único para consumir platos a la carta, simplemente zapeando con el mando a distancia entre la nueva multitud de canales.
La invención de la Web –hace 25 años– favoreció el desarrollo de Internet y el surgimiento de lo que llamamos la “sociedad conectada” mediante toda clase de links y enlaces, desde el correo electrónico hasta las diferentes redes sociales (Facebook, Twitter, etc.) y mensajerías de texto y de imagen (WhatsApp, Instagram, etc.). La multiplicación de las nuevas pantallas, ahora nómadas (ordenadores portátiles, tabletssmartphones), ha cambiado totalmente las reglas del juego.
La televisión está dejando de ser progresivamente una herramienta de masas para convertirse en un medio de comunicación consumido individualmente, a través de diversas plataformas, de forma diferida y personalizada.

Esta forma diferida se alimenta en particular en los sitios de replay de los propios canales de televisión, que permiten, vía Internet, un acceso no lineal a los programas. Estamos presenciando el surgimiento de un público que conoce los programas y las emisiones pero no conoce forzosamente la parrilla, ni siquiera el canal de difusión al que pertenecen esos programas originalmente.

A esta oferta, ya muy abundante, se le suman ahora los canales online de la Galaxia Internet. Por ejemplo, las decenas de cadenas que YouTube difunde, o los sitios de vídeo alquilados a la carta. Hasta el punto de que ya no sabemos siquiera lo que la palabra televisión significa. Reed Hastings, director de Netflix, el gigante estadounidense del vídeo en línea (con más de 50 millones de suscriptores), declaró recientemente que "la televisión lineal habrá desaparecido en veinte años porque todos los programas estarán disponibles en Internet". Es posible, pero no es seguro.

También están desapareciendo los propios televisores. En los aviones de la compañía aérea American Airlines, por ejemplo, los pasajeros de clase ejecutiva ya no disponen de pantallas de televisión, ni individuales, ni colectivas. Ahora, a cada viajero se le entrega una tablet para que él mismo se haga su propio programa y se instale con el dispositivo como mejor le convenga (acostado, por ejemplo). En Norvegian Air Shuttle van más lejos, no hay pantallas de televisión en el avión, ni tampoco entregan tablets, pero el avión posee wi-fi y la empresa parte del principio de que cada viajero lleva una pantalla (un ordenador portátil, o tablet, o smartphone) y que basta pues con que se conecte, en vuelo, al sitio web de la Norvegian para ver películas, o series, o emisiones de televisión, o leer los periódicos (que ya no se reparten...).

Jeffrey Cole, un profesor estadounidense de la Universidad UCLA, experto en medios en Internet y redes sociales, confirma que la televisión se verá cada vez más por la Red. Nos dice: “En la sociedad conectada la television sobrevivirá, pero disminuirá su protagonismo social; mientras que las industrias cinematográfica y musical podrían desvanecerse”.

Sin embargo Jeffrey Cole es mucho más optimista que el patrón de Netflix, ya que afirma que, en los próximos años, el promedio de tiempo consagrado a la televisión pasará de entre 16 a 48 horas a la semana actualmente, hasta 60 horas, dado que la televisión, dice Cole,  “va saliendo de la casa” y se podrá ver “en todo momento”, gracias a cualquier dispositivo-con-pantalla, con sólo conectarse a Internet o mediante la nueva telefonía 5G.

También hay que contar con la competencia de las redes sociales. Según el último informe de Facebook, casi el 30% de los adultos de EE UU se informa a través de Facebook y el 20% del tráfico de las noticias proviene de esa red social. Mark Zuckerberg afirmó hace unos días, que el futuro de Facebook será en vídeo: “Hace cinco años, la mayor parte del contenido de Facebook era texto, ahora evoluciona hacia el vídeo porque cada vez es más sencillo grabar y compartir”.

Por su parte, tambien Twitter está cambiando de estrategia: y está pasando del texto al vídeo. En un reciente encuentro con los analistas bursátiles de Wall Street, Dick Costolo, el consejero delegado de Twitter, reveló los planes del futuro próximo de esa red social: “2015 –dijo– será el año del vídeo en Twitter”. Para los usuarios más antiguos, eso tiene sabor a traición. Pero según Costolo, el texto, su esencia, los célebres 140 caracteres iniciales, está perdiendo relevancia. Y Twitter quiere ser el ganador en la batalla del vídeo en los teléfonos móviles.

Según los planes de la dirección de Twitter, se pueden subir vídeos desde el móvil a la red social a partir de ahora, a comienzos de 2015. Se pasará de los escasos seis segundos actuales (que permite la aplicación Vine), a añadir un vídeo, tan largo como sea, directamente en el mensaje.

Google también quiere ahora difundir contenidos visuales destinados a su gigantesca clientela de más de mil trescientos millones de usuarios que consumen unos seis mil millones de horas de vídeo cada mes... Por eso Google compró YouTube. Con más de 130 millones de visitantes únicos al mes, en Estados Unidos, YouTube tiene una audiencia superior a la de Yahoo! En Estados Unidos, los 25 principales canales online de YouTube tienen más de un millon de visitantes únicos a la semana. YouTube ya capta más jóvenes de entre 18 y 34 años que cualquier otro canal estadounidense de televisión por cable.

La apuesta de Google es que el vídeo en Internet va a terminar poco a poco con la televisión. John Farrell, director de YouTube en América del Sur, prevé que el 75% de los contenidos audiovisuales serán consumidos vía Internet en 2020.

En Canadá, por ejemplo, el vídeo en Internet ya está a punto de sustituir a la televisión como medio de consumo masivo. Según un estudio de la empresa de sondeos Ipsos Reid and M Consulting “el 80% de los canadienses reconocen que cada vez ven más vídeos en línea en la Red”, lo que significa que, con semejante masa crítica (¡80%!), se acerca el momento en que los canadienses verán más vídeos y programas en línea que en la televisión.


Todos estos cambios se perciben claramente no sólo en los países ricos y desarrollados. También se ven en América Latina. Por ejemplo, los resultados de un estudio, realizado por la investigadora mexicana Ana Cristina Covarrubias (directora de la empresa Pulso Mercadológico) confirman que la Red y el ciberespacio están cambiando aceleradamente los modelos de uso de los medios de comunicación, y en particular de la televisión, en México. La encuesta se refiere exclusivamente a los habitantes del Distrito Federal de México y concierne a dos grupos precisos de población: 1) jóvenes de 15 a 19 años; 2) la generación anterior, padres de familia de entre 35 y 55 años de edad con hijos de 15 a 19 años. Los resultados revelan las siguientes tendencias: 1) tanto en el grupo de los jóvenes como en la generación anterior, las nuevas tecnologías han penetrado ya en elevada proporción: el 77% posee teléfono móvil, el 74% ordenador, el 21% tablet, y el 80% tiene acceso a Internet. 2) El uso de la televisión abierta y gratuita está bajando y se sitúa apenas en el 69%, mientras que el de la televisión de pago está subiendo y ya alcanza casi el 50%. 3) Por otra parte, aproximadamente la mitad de los que ven la televisión (29%), usan el televisor como pantalla para ver películas que no son de la programación televisiva, ven DVD/Blu-ray o Internet/Netflix. 4) El tiempo de uso diario del teléfono móvil es el más alto de todos los aparatos digitales de comunicación. El móvil registra 3 horas 45 minutos. El ordenador tiene un tiempo de uso diario de dos horas y 16 minutos, la tablet de una hora y 25 minutos; y la televisión de apenas dos horas y 17 minutos. 5) El tiempo de visita a redes sociales, es de 138 minutos diarios para Facebook, 137 para WhatsApp; en cambio para la televisión es de sólo 133 minutos. Si se suman todos los tiempos de visitas a las redes sociales, el tiempo de exposición diaria a las redes es de 480 minutos, equivalentes a 8 horas diarias, mientras el de la televisión es de sólo 133 minutos, equivalentes a 2 horas y 13 minutos. La tendencia indica claramente que el tiempo dedicado a la televisión ha sido rebasado, ampliamente, por el tiempo dedicado a las redes sociales.

La era digital y la sociedad conectada son ya pues realidades para varios grupos sociales en la Ciudad de México. Y una de sus principales consecuencias es el declive de la atracción por la televisión, especialmente la que emite en abierto, como resultado del acceso a los nuevos formatos de comunicación y a los contenidos que ofrecen los medios digitales. El gran monopolio del entretenimiento que era la televisión en abierto está dejando de serlo para ceder espacio a los medios digitales. Cuando antes un cantante popular, por ejemplo, en una emisión estelar de sábado por la noche, podía ser visto por varios millones de telespectadores (unos 20 millones en España), ahora ese mismo cantante tiene que pasar por 20 canales diferentes para ser visto a lo sumo por 1 millón de televidentes.

De ahora en adelante, el televisor estará cada vez más conectado a Internet (es ya el caso en Francia para el 47% de los jóvenes de entre 15 y 24 años). El televisor se reduce a una mera pantalla grande de confort, simple extensión de la Web que busca los programas en el ciberespacio y en Cloud(“Nube”). Los únicos momentos masivos de audiencia en vivo, de “sincronización social” que siguen reuniendo a millones de telespectadores, serán entonces los noticiarios en caso de actualidad nacional o internacional espectacular (elecciones, catástrofes, atentados, etc.), los grandes eventos deportivos o las finales de juegos de emisiones de tipo reality show.

Todo esto no es únicamente un cambio tecnológico. No es sólo una técnica, la digital, que sustituye a otra, la analógica, o Internet que sustituye a la televisión. Esto tiene implicaciones de muchos órdenes. Algunas positivas: las redes sociales, por ejemplo, favorecen el intercambio rápido de información, ayudan a la organización de los movimientos sociales, permiten la verificación de la información, como es el caso de WikiLeaks... No cabe duda de que los aspectos positivos son numerosos e importantes.

Pero también hay que considerar que el hecho de que Internet esté tomando el poder en las comunicaciones de masas significa que las grandes empresas de la Galaxia Internet –o sea, Google, Facebook, YouTube, Twitter, Yahoo!, Apple, Amazon, etc.– todas ellas estadounidenses (lo cual en sí mismo ya constituye un problema...) están dominando la información planetaria. Marshall McLuhan decía que “el medio es el mensaje”, y la cuestión que se plantea ahora es: ¿cuál es el medio? Cuando veo un programa de televisión en la web, ¿cuál es el medio? ¿la televisión o Internet? Y en función de eso, ¿cuál es el mensaje?

Sobre todo, como reveló Edward Snowden y como afirma Julian Assange en su nuevo libro Cuando Google encontró a WikiLeaks (1), todas esas mega-empresas acumulan información sobre cada uno de nosotros cada vez que utilizamos la Red. Información que comercializan vendiéndola a otras empresas. O también cediéndola a las agencias de inteligencia de Estados Unidos, en particular a la Agencia Nacional de Seguridad, la temible NSA. No nos olvidemos de que una sociedad conectada es una sociedad espiada, y una sociedad espiada es una sociedad controlada.