martes, 22 de septiembre de 2015

Los fantasmas de la Guerra (II)

Alvin Reyes

Vuelvo sobre este tema porque no ha ocurrido nada que me haga hecho variar mis apreciaciones. Bueno lo que sí ha cambiado, por ahora, es el teatro de operaciones. La primera vez que intenté hacer una analogía histórica de los hechos que terminaron en la Primera Guerra Mundial hace ya más de cien años el tema sobre el tapete, la manzana de la discordia, era la situación en Ucrania. Y en ese entonces decía: Vemos entonces que las decisiones que están tomando los que están a la cabeza de los países en conflicto son tan irracionales ahora como las fueron las de sus pares hace cien años cuando Europa fue a la guerra después de una serie de decisiones que no tomaron en cuenta las situaciones reales en los lugares de conflictos, ni los cambios en el balance de poder que estaban ocurriendo en la vieja Europa, si no que se tomaron en base a los intereses particulares de los dirigentes de la época.

Ahora el conflicto que se ha recalentado es el de Siria, la situación geográfica es lo que ha cambiado pero las torpezas de los lideres, su falta de visión de futuro, ha llevado la ya de por si conflictiva región al borde de provocar un estallido de proporciones globales. De hecho según informes, algunos confusos, las tropas rusas ya combaten en suelo sirio y está confirmada la presencia de al menos 1 000 efectivos de las tropas elites iraníes. El medio ruso Segodnia, afirma que infantes de marina rusos se enfrentaron con Estado Islámico cerca de Latakia, Siria, este domingo. Durante el combate, los marines supuestamente mataron a varios militantes y capturaron a otros después de que Estado Islámico intentó atacar una base aérea operada por militares rusos. El periódico también informó de que los militantes de ISIS“poseían un plano detallado de la base aérea y claras imágenes de satélite, con las instalaciones militares claves marcadas”, aunque Rusia sólo ha estado operando en la base aérea durante la última semana más o menos.” (http://elmicrolector.org/2015/09/21/primer-choque-marines-rusos-entran-en-combate-con-estado-islamico-en-siria/)

Irán esta semana envió sus tropas primeras tierra a Siria, a unos 1.000 marines y tropas de élite de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC). Se trasladaron directamente a Ghorin, una pequeña instalación aérea militar al sur de la ciudad portuaria de Latakia, y conectó con los infantes de marina rusos acaba de aterrizar-en Jablah. Hace tres semanas, archivo DEBKA comenzó a informar sobre la intervención militar ruso-iraní en marcha para salvar el gobernante sirio, Bashar Assad, siguió el 1 de septiembre por la primera revelación de la acumulación de Rusia en Siria

Hacia donde nos llevará este nuevo conflicto? Muy difícil decirlo. Por ahora lo que parece es que Rusia se la va a jugar por el régimen de Assad con el concurso de Irán y China. Pero, se sentaran Israel y sus aliados de Occidente a observar como las tropas rusas desmantelan y desbandan al ISIS?.

A mí lo que más me preocupa es que al igual que en 1914 los llamados lideres no estén a la altura de las circunstancias y de que se impongan objetivos económicos y geoestratégicos por encima de la racionalidad y de la conveniencia de la paz a largo plazo. Pero el largo plazo parece que es una entidad sin significado actualmente.



jueves, 27 de agosto de 2015

Simonde de Sismondi: crítico del capitalismo

Alvin Reyes

Estudiando economía política me he encontrado con J. C. L. Simonde de Sismondi uno de los principales críticos a la economía capitalista clásica del siglo XVIII.

Nacido en Ginebra y formado como historiador, J. C. L. Simonde de Sismondi  (1773-1848) adquirió experiencia práctica en negocios y finanzas en Francia, cuando  era muy joven. Más tarde se convirtió en uno de los primeros y principales críticos de la teoría y del método económico clásicos en el siglo xix. Al hacer esto, echaba en gran medida las bases del método de análisis que presentaría después la escuela histórica alemana.” [1]

Me llamó la atención su crítica a la maquinaria y a la tecnología. No por la crítica sino por el planteamiento de la misma. “Uno de los ataques más enérgicos de Sismondi al clasicismo se refería a la maquinaria. En general, los economistas clásicos consideraron la introducción de la maquinaria como algo beneficioso, porque aumentaba la eficiencia económica y disminuía los costes de producción y los precios del producto, incrementando de este modo el bienestar del consumidor. Sismondi, por otra parte, aunque reconocía las ventajas que en orden a la reducción de costes tenía la maquinaria, se percató de que tales beneficios no justificaban el perjuicio ocasionado por el desempleo tecnológico. La introducción de maquinaria que ahorra trabajo desplaza a los obreros. Además, como que la maquinaria es cara, por lo general se concentra en las mayores empresas, por lo que muchos pequeños fabricantes tienen que abandonar el negocio.”

Lo que hace interesante el planteamiento  de Sismondi es que su crítica no iba dirigida al uso de la maquinaria sino al sistema social que permitía que los seres humanos, los trabajadores, se viesen sometidos a los caprichos de la competencia. En sus palabras:

“Cada invento que se ha producido en las artes, que ha multiplicado la potencia del trabajo del hombre, desde el arado hasta la máquina de vapor, es útil... La sociedad solo ha progresado a través de tales descubrimientos; es a través de ellos que el trabajo del hombre ha bastado para sus necesidades... No es culpa del progreso de la ciencia mecánica, sino que es culpa del orden social, si el trabajador, que adquiere la capacidad de hacer en dos horas lo que antes le costaba doce, no se ve más rico, y en consecuencia no disfruta de más tiempo de ocio, sino que, por el contrario, está haciendo seis veces más trabajo del necesario.”

Para Sismondi la economía era una ciencia moral.  Una ciencia, decía, que se interese solamente por los medios de incrementar la riqueza sin estudiar la finalidad de tal riqueza sería una falsa ciencia.

Afirmaba que la economía política “No se funda en cálculos fríos, ni en una cadena matemática de teoremas, deducidos a partir de algunos axiomas oscuros, que se toman como verdad incontestable... La economía política se fundamenta en el estudio del hombre y de los hombres; la naturaleza humana debe ser conocida, y también la condición y la vida de las sociedades en diferentes épocas y en diferentes lugares. Debe consultarse al historiador, y a los viajeros; debe mirarse al interior de cada uno; no solo debe estudiar las leyes, sino que también debe saber cómo se ejecutan; no solo debe examinar los cuadros estadísticos de importación y exportación, sino que también debe conocer el aspecto del país, entrar en el seno de las familias, juzgar la comodidad o sufrimiento de la masa del pueblo, verificar los grandes principios por medio de la observación de los detalles, y comparar incesantemente la ciencia con la práctica de la vida diaria.”

O sea, no se puede estar calculando variables económicas en fríos computadores y analizando gráficos estáticos faltos de vida, se debe pensar principalmente y ante todo como afectaran a los seres humanos la toma de cualquier decisión relativa a los problemas económicos.

Simonde de Sismondi un economista desconocido, hasta hoy, para mí pero que su corriente de pensamiento es tan válida ahora como lo fue en los siglos XVIII y XIX.




[1] Los datos que aparecen aquí y todas las referencias y citas de Sismondi corresponden a: Robert B. Ekelund, Jr.  y Robert F. Hebert (2005) HISTORIA DE LA TEORÍA ECONÓMICA Y DE SU MÉTODO. McGraw Hill. 3 ed. México

viernes, 19 de junio de 2015

La vida y la maquina

Por José Luis Pardo. Publicado originalmente en El País.

Como enseñaba Claude Lévi-Strauss, técnica y cultura son las dos dimensiones irreductibles de toda sociedad humana. Gracias a la primera, centrada en la fabricación de instrumentos, los hombres ganan penosa y paulatinamente terreno a la naturaleza, transformando un medio hostil en utilidad y adaptándose a él para poder habitarlo y sobrevivir a su inhospitalidad; gracias a la segunda, cuyo núcleo es el lenguaje, erigen un mundo propio, un orden simbólico de significaciones en el que emergen esas "inutilidades" específicas que son los ritos funerarios, la moral o las obras de arte. Y seguramente forma también parte de esta enseñanza el hecho de que no estamos en condiciones de elegir una de esas dos dimensiones en detrimento de la otra. Se ha dicho muchas veces que vivimos en una civilización dominada por la tecnología, y es cierto que la tecnología es algo diferente de la técnica; lo es aún más cuando toda una época histórica la convierte en su principio directivo, puesto que se trata de una lógica que mira únicamente a la eficacia de los resultados, que entiende sólo de medios y es ciega para los fines, y que al volverse hegemónica se independiza de la esfera discursiva de los asuntos humanos y se vuelve cálculo contable, poniendo en marcha un proceso destructivo que esclaviza y mecaniza a los hombres, convirtiéndolos en simples engranajes sometidos a una racionalidad "superior", cruel e incomprensible, autodefinida por las necesidades inmanentes del sistema. Conocemos las encarnaciones de esta Megamáquina (por decirlo con las palabras de Lewis Mumford), desde la erección de pirámides y zigurats en los imperios despóticos arcaicos hasta los refinamientos modernos y positivistas de la "racionalización burocrática" (Max Weber), de la "sociedad disciplinaria" (Michel Foucault) o de la "administración total" (Adorno), ferozmente caricaturizadas por los doctores Mabuse y Caligari, por el Hermano Mayor de Orwell, por el "control mental" del William Burroughs y, rayando en lo genial, por los Tiempos modernosde Chaplin.

Pero no es menos cierto que también sabemos hasta qué punto la defensa romántica de lo "natural", de lo "orgánico" y hasta de lo "humano" frente a la máquina, y el enaltecimiento de la "cultura", de la "identidad" o de la "lengua", lejos de servir de freno a las cadenas de la Megamáquina, encajaron perfectamente en esos monumentos siniestros de la racionalidad instrumental que fueron los totalitarismos del siglo XX, cuya sombra se extendió sobre el "mundo libre" en la época de disuasión termonuclear hasta tal punto que no siempre resultaba fácil distinguirlo de ellos. Y, como nos muestran aún con una ingenuidad descarada las metáforas recurrentes de Marinetti y sus contemporáneos, en las cuales las fronteras entre lo vivo y lo mecánico se difuminan constantemente, el mundo nacido de aquellas catástrofes parece caracterizarse más bien por una oscura y escurridiza continuidad entre lo biológico y lo tecnológico, entre lo cultural y lo técnico, que define algunos de los híbridos que mejor caracterizan nuestros tiempos, como la biotecnología, la biopolítica o la bioética. Las mutaciones contemporáneas de la técnica y la cultura han hecho que aquellas grandes máquinas, que en otro tiempo constituyeron temibles y reales amenazas, hayan llegado a ser para nosotros hoy casi un anacronismo, pues es como si tanto la gran pirámide burocrática como la cadena de montaje de Henry Ford y la sala de montaje de su tocayo John, tanto el coro de bailarinas de Broadway como los rascacielos de Manhattan, tanto la cadena de mandos de los grandes ejércitos como la torre Eiffel, se hubieran desintegrado en una red desjerarquizada, dispersa, deslocalizada y descentralizada -a la cual sirven de soporte imaginario tanto Internet y sus redes sociales como Al Qaeda y su fantasmal anti-organización- que ha fomentado la obsolescencia de aquellos macroordenadores que llenaban las pantallas cinematográficas de las películas de ciencia-ficción de la década de 1960 al mismo tiempo que la hipertrofia de la nanotecnología, no solamente en la proliferación de dispositivos portátiles o manuales de comunicación, sino también en la de microprocesadores implantados en los organismos vivos que desafían los límites entre lo nacido y lo prefabricado. De tal manera que el ocaso de lo humano ya no reviste para nosotros la forma de la conversión de los cuerpos civiles en piezas de una hiper-máquina gigantesca, sino la de su desnaturalización por la invasión de esos microorganismos colonizadores que reorganizan localmente y desde el interior sus funciones y redefinen su estructura de forma puntual y variable según las circunstancias.
Hemos aprendido por tanto un nuevo miedo: el de la disolución de las estructuras piramidales por efecto de la desregulación, la centrifugación y la destrucción de todos aquellos seres titánicos que, como las Torres Gemelas (que Mumford consideraba con razón como un vacuo "homenaje al gigantismo"), han sido derribados por los nuevos amos del mundo dejando una zona cero entregada a las "micromáquinas" de los salteadores de caminos y en la que ya nadie se atreve a edificar. En las últimas páginas de La ciudad en la historia, Mumford atisbaba la posibilidad de un "final de las ciudades" como esos lugares de acogida para los extranjeros exiliados de su cultura y de sus técnicas. Un final que no venía de la mano de una "gran máquina" sino, al contrario, de lo que Patrick Geddes llamó la conurbación, un "tejido urbano relativamente indiferenciado, sin relación alguna con un núcleo interiormente coherente o con un límite exterior de cualquier clase", como un ejército derrotado y desorganizado, sin jefes, que huye en todas direcciones al grito de "Sálvese quien pueda". Y, si Geddes estaba en lo cierto al suponer que existe una estrecha conexión entre la disposición espacial del hábitat y los modos de vida de los habitantes, puede que el crecimiento de esta periferia descualificada defina también unas circunstancias culturales y técnicas inquietantes, no solamente para el porvenir de las ciudades, sino de la ciudadanía que conformaba su razón de fondo. Pues así como la conurbación no parece una alternativa a la polis (ese sitio en donde los hombres se reúnen, no ya para sobrevivir, sino para intentar llevar una vida digna, libre y feliz), tampoco la tecnocultura parece una alternativa creíble a la política.

sábado, 23 de mayo de 2015

Por qué la élite tecnológica esta detrás de la renta básica universal

Articulo Original  Why the Tech Elite Is Getting Behind Universal Basic Income  por Nathan Schneider 
Traducido por Alvin Reyes


Como si Silicon Valley no nos hubiese dado ya lo suficiente, puede que tenga que comenzar a darnos dinero a todos. El primer indicio de lo anterior lo noté una tarde del verano pasado, durante una reunión de entusiastas de la divisa virtual en un hackerspace a unos pocos kilómetros de Googleplex, en Mountain View, California. Después de que un orador enumeró los problemas de seguridad de un prometedor sucesor de Bitcoin, Steve Randy Waldman, un e blogger especialista en economía se levantó para hablar sobre “seguridad económica”. En algún punto de sus comentarios preliminares, nos hizo saber que era un defensor del ingreso ciudadano (la idea de que todos deberíamos recibir un sueldo básico de forma regular, sin condición alguna). Los hackers de la moneda virtual desplegados ante él levantaron la mirada de sus portátiles al oír esta idea y no volvieron a bajarla. A pesar de que la charla de Waldman versó sobre un tema completamente diferente, el ingreso ciudadano surgió una y otra vez durante el tiempo de preguntas y respuestas: las dificultades de su implementación y la duda sobre si las personas volverían a trabajar alguna vez.
En ese tiempo, yo había estado escuchando posiciones en torno a la renta básica provenientes de fuentes más previsibles en la Costa Este: seguidores del antropólogo anarquista David Graeber y los editores de la revista socialista Jacobin, entre otros. La idea contiene sin duda un planteamiento  de izquierda: una expansión del sistema de bienestar social para incluir a todos. Una especie de agradecimiento en efectivo por el  hecho de estar vivo. Una forma de dejar el trabajo y, por decir un ejemplo común, dedicarte a surfear.
El tema de  la renta básica está entre la  clase de cuestiones políticas que emocionan tanto a izquierdistas como a derechistas. Aunque es una propuesta de complejidad tecnológica mínima, apela al deseo de Silicon Valley de resolverlo todo con algoritmos sencillos y elegantes. Sus partidarios enumeran algunos de los posibles resultados: puede acabar con la pobreza y la desigualdad con muy poca mediación burocrática. Con más dinero y menos trabajo, podríamos incluso disminuir las emisiones de dióxido de carbono que alteran el clima.
La idea del ingreso ciudadano ha estado muy presente últimamente entre la elite  tecnológica. El fundador de Netscape Marc Andreessen le ha dicho recientemente a la revista New York que le parece “una idea muy interesante”, y Sam Altman de Y Combinator entiende que su implementación es una “conclusión evidente”. Albert Wenger, inversor de capital riesgo de Union Square Ventures, con sede en Nueva York, ha estado blogueando sobre la renta básica de los ciudadanos desde 2013. Le preocupan las aplicaciones inteligentes que está financiando su compañía, que hacen cosas como enseñar idiomas y rentar vehículos, reemplazando puestos de trabajo con cada descarga.
“Nos encontramos en el comienzo de una era en la que las máquinas harán muchas de las cosas que tradicionalmente han hecho los humanos”, me dijo Wenger en octubre. “¿Cómo evitaremos que se produzca una división gigantesca en la sociedad entre los que tienen riqueza y los que no?” Wenger propuso realizar un experimento de renta básica en el distópico mundo de fantasía de Detroit.

Singularity University es una especie de seminario en Silicon Valley en el que la convicción de que las máquinas son (o serán en un futuro cercano) superiores, en esencia, a los seres humanos se ve alimentada por los mismos que se beneficiarán de ese evento. El pasado mes de junio, el co-fundador y presidente de la institución, Peter Diamandis, ejecutivo de turismo espacial, convocó una reunión de celebridades de dicho sector para discutir el dilema del desempleo tecnológico.
“Dime algo que creas que los robots no pueden hacer, y te diré un plazo de tiempo en el que  podrán hacerlo”, me desafió un joven emprendedor italiano llamado Federico Pistono. Entre otros logros, Pistono ha escrito un libro llamado Robots Will Steal Your Job, but That’s OK . En el encuentro de Singularity era el principal defensor de la renta basica. Citó experimentos recientes en la India que parecen prometedores a la hora de combatir la pobreza entre las personas que la tecnología  ha dejado fuera.
Uno no esperaría tal entusiasmo por regalar el dinero de manera incondicional en una habitación llena neoliberales. Pero para este tipo de emprendedores, el bienestar no requiere necesariamente que se establezaca un Estado de bienestar. Uno de los asistentes a la reunión de Singularity era Marshall Brain, fundador de HowStuffWorks.com, quien esbozó su visión sobre la renta básica en una novela publicada en su web llamada Manna. El libro cuenta la historia de un hombre que pierde su trabajo en locales de comida rápida a manos de un software, y solo encuentra la salvación en la utopía de la renta basica forjada desde el interior de Australia por un visionario gerente de un start up. Allí, la renta básica equivale a que la gente tenga tiempo libre para juguetear con el tipo de proyectos que podrían merecer una inversión de capital de riesgo, creando la sociedad de emprendedores autónomos que la cultura de la tecnología tiene en mente. Waldman se refiere al ingreso básico como “capital de riesgo para el pueblo”.
Chris Hawkins, un inversor de 30 años que hizo su dinero diseñando un software que automatiza el trabajo de la oficina, señala a Manna como fuente de inspiración. En la web de su compañía ha comenzado a bloguear sobre la renta básica, que entiende como un aniquilador de burocracia. ”Al redistribuir los fondos se pone fin a los programas de asistencia del gobierno”, me dijo. Congelas los planes de vivienda social, de asistencia alimenticia, de asistencia  sanitaria y demás, y los reemplazas con un cheque. Resulta que los inversores tecnológicos que promueven la renta básica, en líneas generales, no están proponiendo financiar los pagos; prefieren que los necesitados paguen sus facturas.
“El costo tiene que cubrirse de alguna manera”, explicó Hawkins, “y creo que lo más lógico es usar los fondos que actualmente se destinan a los servicios que brinda el estado”.
Karl Widerquist, profesor de filosofía política de la Escuela de Servicios Extranjeros de la Universidad de Georgetown en Qatar, ha estado predicando a favor de la renta basica desde su paso por la escuela secundaria a principios de los años 80. Alega que ahora estamos en la tercera ola pro renta básica del activismo estadounidense. La primera fue durante las crisis económicas del período de entreguerras. La segunda, en los años 60 y 70, cuando héroes libertarios como Milton Friedman abogaban por un impuesto negativo sobre la renta y cuando asegurar un ingreso mínimo para los pobres era la única cuestión en la que Martin Luther King Jr. y Richard Nixon se ponían de acuerdo. (El Plan de Asistencia Familiar de Nixon, que tiene algunas semejanzas con la renta básica, fue aprobado en la Cámara de Representantes pero fracasó en el Senado). La ola actual parece haber retomado impulso a finales de 2013, al mismo tiempo que se hacia viral la noticia acerca de una creciente campaña en Suiza para someter la renta básica a votación. Widerquist está satisfecho de ver el nuevo interés, pero se mantiene precavido en cuanto a lo que los libertarios derechistas tienen en mente.
“No creo que queramos esperar al desempleo generado por la tecnología para implementar el sistema de renta básica”, dice. En su opinión, el plan no consiste en evitar el próximo desastre, sino en reducir la explotación del sistema de propiedad.

Al extremo izquierdo de la ola actual de entusiastas se encuentra Kathi Weeks, que coloco el problema  la renta básica como propuesta central de su último libro The Problem with Work, [El problema con el trabajo]. Sin embargo, lo promueve de manera cauta: si el ingreso básico fuera demasiado bajo, la gente no podría dejar sus trabajos, pero los empleadores seguirían bajando los salarios. Podría provocar que más compañías actuaran a la manera de Walmart, que deja que sus empleados sobrevivan a duras penas con los programas gubernamentales mientras que la empresa paga migajas. Los trabajadores cobrarían por nada, pero también podrían encontrarse con un poder de negociación cada vez menor en los lugares de trabajo.
Si financiáramos la renta básica a partir de la eliminación de las ayudas actuales, y no a partir de gravámenes a los más ricos, estaríamos haciendo todo lo contrario a resolver la desigualdad; el dinero reservado para los más pobres terminaría en manos de los que menos lo necesitan. En lugar de ser un baluarte formidable en contra de la pobreza, un programa de renta básica mal financiado podría producir una amplia clase baja más dependiente del que realice los pagos. Y por muy descabellada que parezca la idea, quienes critican a Weeks desde la izquierda sostienen que no es más que un guiño, una reforma. “No marcará el final del capitalismo”, reconoce ella.
Una renta básica diseñada por capitalistas de riesgo en Silicon Valley esta más propensa a reforzar su propio poder que a fortalecer a los pobres. Pero una renta básica generada a partir de la visión y la lucha de los que más la necesitan ayudaría a asegurar que sus necesidades se satisfagan primero. Si estamos buscando una salida al apocalipsis de los robots, será mejor que no pidamos ayuda a aquellos que lo están causando.

viernes, 10 de abril de 2015

El triunfo de la máquina

Alvin Reyes

A mediados de los años sesenta el mundo estaba tan convulso como hoy. La guerra fría estaba en su punto más álgido. La guerra de Vietnam quemaba las selvas de Indochina, el conflicto árabe-israelí empezaba para no terminar nunca, América Latina estaba preñada de revoluciones, los marines andaban en las calles de Santo Domingo y, entre otras cosas, se agudizaban las luchas raciales de Estados Unidos. Pero a diferencia de lo que ocurre hoy la gente se preocupaba, pensaba, leía, actuaba. La gente de esa generación, que admiro, se arriesgaba, daba su vida por lo que creía, Cassius Clay cogió cárcel por no ir a Vietnam. El sistema necesitaba vigilancia 24 horas sobre sus “enemigos” para poder seguir llevando a cabo el saqueo del planeta.

Pero entonces la máquina empezó a moverse y nos dio la televisión en colores, la minifalda, la píldora anticonceptiva y el cine dejo de ser una obra de arte a la sombra de la guerra de las galaxias el cien se convirtió en un vacío ejercicio de entretenimiento y las computadoras personales y el internet y los celulares “inteligentes” lograron que la gente se apartara del mundo, las decisiones las toman los grandes bancos y corporaciones mientras los seres humanos danzan en  8n movimiento monótono y ritual con sus artilugios técnicos y su búsqueda del placer vacío y sin sentido.

“Todo bien” dice la gente creyendo que estar bien es pasarse una noche metido en un bar  compartiendo con amigos a los que no les ve las caras por estar pegados todos a una pantalla. Y el sexo, ese placer, ese deleite que nos acerca a los dioses, se ha convertido en un deporte donde ya no se valora el suave placer de las caricias si no la cantidad   y  potencia de los polvos.

Más allá de las pantallas de los juguetes el mundo se desangra, las selvas se reducen, las guerras aumentan. Y la gente no hace nada. A los que como yo osamos hablar de esto en público nos reclaman que nosotros no podemos cambiar el mundo que ya el mundo está hecho y hasta me preguntan qué es lo que yo quiero que ellos hagan.

Y en verdad ya no me importa que nadie haga nada, estoy plenamente consciente y convencido de que los seres humanos que pueblan este planeta, con la única excepción de las tribus y de algunas regiones rurales del globo, son un ejército de autómatas fabricados en serie por un sistema eficiente que convierte hombres y mujeres pensantes en imbéciles.

Y además ya es más fácil, ya no más panóptico, ya no tienen que matarnos en las calles ni tirarnos bombas, nosotros mismos les entregamos el poder cuando corremos a hacer filas para esperar una nueva película, un nuevo Iphone o cuando nos metemos una hamburguesa llena de venenos.


miércoles, 4 de marzo de 2015

Tutorial para reformatear el cerebro

Alvin Reyes

Una de los triunfos más acabados el sistema, de la máquina, ha sido la educación, el adoctrinamiento de millones de seres humanos. Millones de personas que tienen los mismos gustos, que temen a las mismas enfermedades, que siguen los mismos equipos deportivos y, la mejor de todas, se ha logrado claramente definir una visión occidental de la historia y de la política, una versión maniquea del mundo donde todo lo que no sea democracia, consumismo y búsqueda de beneficios económicos está mal. Todo aquel que no piensa como nosotros es nuestro enemigo y su única razón de existir es nuestra destrucción. Lo mismo si es un piadoso musulmán que se arrodilla mirando a La Meca, como un budista oriental que no come McDonald o un indígena de Bolivia que no cree en Jesús si no en la Pachamama. Todos ellos son nuestros enemigos. Ese el paradigma educativo, el mantra mediático de esta época.

Dentro de todo ese tinglado mediático/educativo algunos han intentado despertar, les ha llevado años de estudios, de lecturas de esfuerzo intelectual, ir descomponiendo, ir desatando los hilos de esta maraña de mentiras y de adoctrinamiento sistemático. Un esfuerzo agotador dado que las viejas categorías filosóficas de los siglos XIX y XX apenas sirven para ayudar a entender el caos del siglo XXI. Zygmunt Bauman, Lewis Mumford, Henry David Thoureau, Félix Rodrigo Mora, Melvin Mañón, y un largo etcétera han intentado desentrañar las intrincadas manipulaciones del complejo mundo corporativo, financiero y belicista de hoy. Ahora bien estos  mencionados son pensadores, personas que dedican la mayor parte de su tiempo a estudiar a pensar la historia, la filosofía, las dinámicas de las sociedades. Pero  en realidad lo que realmente nos interesa en estos momentos es ayudar a las personas comunes del mundo a despertar de este letargo mediático, a comprender que durante mucho tiempo nos han estado mintiendo y lo peor es que  ha sido con nuestra complicidad, inocente o no.

Por eso hemos preparado este tutorial. Todos estamos acostumbrados, digo algunos de los que usamos computadoras y demás artilugios técnicos, a que cuando un programa nos falla o simplemente no sabemos cómo usarlo, acudimos a la internet donde unas personas buenísimas (a algunas de ellas no tengo como agradecerles) desinteresadamente cuelgan videos y tutoriales donde nos explican con lujo de detalles que hacer en los caso específicos que nos agobian en este mundo informático de hoy.

El primer paso que hay que dar antes de cualquier cosa y como medida precautoria es ahora mismo dejar de ver televisión, en el acto. Toma un tiempo acostumbrarse después de años de adoctrinamiento, después de largas horas viendo como esperamos durante meses como el héroe vence al malvado y se lleva a heroína. Pero es una condición indispensable para que el proceso termine satisfactoriamente de lo contrario el formateo no quedará bien porque seguirán apareciendo archivos corruptos dentro del cerebro que nos harán volver a nuestra forma de pensar anterior. Una técnica muy buena para enfrentar la angustia existencial que se te presenta al no saber en qué invertirás el tiempo es tratar de usar el aparato televisor como si fuera un cine. Compra, alquila, o descarga una película y la ves cuando quieras, a la hora que quieras y sin comerciales, muy importante, sin comerciales. Sé que esta es una de las partes más difíciles. Lo importante al final no es ver o no TV, es tener el cerebro preparado con los filtros adecuados para no dejarte adoctrinar, una vez que el cerebro este reformateado ocurrirán al menos dos cosas o te darás cuenta que realmente no te hace falta ver televisión o las cosas que veras en ella serán muy diferentes a las que veías en tus días anteriores al formateo.

El segundo paso es dejar de leer prensa. Periódicos tradicionales, etc. Hasta tanto nuestro cerebro no este equipado con los archivos que les introduciremos y que nos permitirán leer entre las redes de mentiras que inunda la  paginas y las pantallas de la prensa mundial, corporativa, mentirosa, canalla, etc. A la gente le han vendido la idea de que una persona que ve, escucha y lee noticias es una persona bien informada. En el caso que nos ocupa una persona que recibe el bombardeo mediático diario de la prensa corporativa mundial no será una persona bien informada si no una persona bien adoctrinada. Y en esta época tenemos grandes ventajas que no teníamos antes. Primero tenemos el mando a distancia que nos permite instantáneamente cambiar de noticiario, pero principalmente tenemos la internet. Si tenemos paciencia y navegamos de manera inteligente encontraremos cientos de sitios alternativos que nos pueden aclarar muchísimas cosas. Usted puede empezar, por ejemplo, viendo las noticias tradicionales corporativas y luego buscando noticias alternativas y haciendo ese ejercicio poco a poco su cerebro aprenderá a desarrollar un sentido crítico y vera que no tiene que creer todo lo que dicen las noticias y sobre todo aprender a leer detrás de las noticias. Muy importante esta última parte.

Con esos dos primeros pasos usted notará dos cosas: primero que su pensamiento está más claro y segundo ya usted no será tan ingenuo como era al principio. Ya usted no creerá tanto en que los soldados estadounidenses son campeones del mundo libre y se irá dando cuenta de que este es un ejército invasor y de ocupación de los territorios donde se encuentra. Y entenderá que estos soldados no están defendiendo su país, estos soldados están luchando contra otros que si están defendiendo su país de un invasor extranjero.

Por último y para no ser muy largo el tutorial debes de entender que aunque no te des cuenta todas esas películas bobas de Hollywood, de Disney, toda esa música hueca y repetitiva lo único que hace es llenarte el cerebro con alas de cucarachas y palomitas blancas, son archivos corruptos que dañan tu sistema operativo dejándolo sin la mejor de las cualidades con las que fue diseñado: su capacidad para estructurar un pensamiento coherente.


Ve menos televisión, sal más a la calle, a los parques al mundo. Despégate un tiempo del celular, este nunca se quejara de ti pero un padre, un hermano, un amigo, un hijo, si lo harán. Deja de jugar jueguitos de porquería que se comen tus neuronas y habla más con tus compañeros, total cuando todo se joda y venga la oscuridad digital el celular será una mierda más, un pedazo de plástico y litio que no te servirá para nada.

martes, 17 de febrero de 2015

Las recetas económicas y la cultura de los pueblos

Alvin Reyes

Cada Pueblo, cada grupo de seres humanos, nación país región del globo tiene sus particulares características. Estas características, este legado cultural forjado por generaciones, por décadas y siglos de convivir juntos es lo que les da sentido a todo conglomerado humano. Las relaciones sociales, los matrimonios, la forma de criar una familia y la manera en cómo se educan los hijos están determinadas por ese conjunto de características únicas de cada cultura. Y si seguimos extrapolando cada cultura tiene formas diferentes de hacer negocios, y cada una de ellas tiene distintas escalas de valores sobre lo que es prioritario a la hora de cultivar, a la hora de invertir a  la hora de crear.

Estoy casi convencido de que en esto que se dice en el párrafo anterior radica uno de los males principales del manejo de la economía mundial. Desde el banco mundial y desde el FMI se trazan líneas, recetas económicas que se aplican a todos los países por igual sin tomar en  cuenta las características más importantes de cada país, su idiosincrasia y sus valores. Prueba de ello es el experimento económico de la Unión Europea. Se ha desarrollado un esquema monetario y de negocios que no toma en cuenta que un griego no puede pensar como un español y que un italiano ve la vida muy diferente de un francés y que lo que funcionó en un país puede que no resulte en otro porque en el entorno cultural de este último no sea aplicable la receta que función en el primero.

Cualquier filosofía de la historia que tome en cuenta la diversidad humana y natural debe reconocer que el proceso selectivo ha alcanzado su grado más alto en el hombre y que cualquier modo de organización de las actividades humanas que limite las posibilidades de creación, trascendencia, selección en favor de un sistema cerrado y completamente unificado no será más que un esfuerzo por frenar la evolución de la cultura humana.” (Lewis Mumford. The pentagon of power. Harvest/HBJ Book. 1970. pág. 159).

Es por eso que creo que independiente del sesgo ideológico que uno pudiese temer con el partido que ha resultado ganador en Grecia, Siritza, es necesario que este tipo de manifestaciones se den dentro del seno de los pueblos para que ellos sean capaces de seguir su propio rumbo. Los hombres, los pueblos, las culturas no son estáticas, de las crisis se sale a trompicones, experimentando creando, no recibiendo recetas impuestas por un sistema cerrado, un sistema dirigido por sacerdotes que solo sirven al dinero y que solo están conformes cuando unos números fríos que se han inventado están dentro de los parámetros establecidos por los sumos pontífices de la máquina.

Los pueblos deben de sacudirse y si fracasa Siritza se verán sus errores y se seguirá intentando, pero intentándolo aprenderemos. Y fracasará Podemos y puede fracasar el Chavismo. Pero de esos fracasos es posible que los pueblos se fortalezcan porque es cada pueblo el que hará su esfuerzo y entonces, liberados ya de las dictaduras económicas, seremos de verdad naciones independientes  no  un conglomerados de borregos a la espera de la decisión de una Troika.


viernes, 6 de febrero de 2015

La gran ilusión

Alvin Reyes

Un grupo de estudio, el Centre for Research on Globalization, de Montreal (Canadá), ha presentado un informe que enumera seis grandes ilusiones que esclavizan nuestras vidas. Estas ilusiones nos mantienen en la creencia de que el mundo real no es como lo percibimos si no como el sistema, como los gobiernos nos lo presentan. En el reporte el grupo llega a afirmar que vivimos en una Matrix y que estas ilusiones nos hacen permanecer esclavos de esta Matrix. 

Vivimos en un mundo de ilusión. Así que muchas de las preocupaciones que ocupan la mente y las tareas que llenan el calendario surgen de impulsos plantados para convertirnos en alguien o algo que no somos. Esto no es casual. Estamos siendo adoctrinados en esta cultura autoritaria-corporativa  y de consumo que ahora domina la raza humana, estamos entrenados para creer que ciertos aspectos de nuestra sociedad son verdades intocables.” Dice el trabajo.

Las seis grandes ilusiones que enumera el estudio son las siguientes:

1.   La ilusión de la ley, el orden y la autoridad. Muchos de nosotros consideramos que respetar la ley es una obligación moral, y la mayoría lo hace con mucho gusto  a pesar de que la corrupción generalizada, el escándalo, y la maldad demuestran reiteradamente que la ley es lo suficientemente flexible con todos aquellos que tienen el poder para violarla. La brutalidad  y la criminalidad policial son rampantes en los EE.UU., los tribunales favorecen a los ricos, y ya  no podemos siquiera ser dueños de  nuestra vida privada gracias a la intrusión de la vigilancia estatal. El orden social no es lo que parece, ya que está basado enteramente en la conformidad y en la obediencia. La historia nos enseña una y otra vez que la ley  es tan solo un instrumento de opresión y control social, cualquier poder basado en este concepto es falso, hipócrita e injusto.

2.   La ilusión de la prosperidad y la felicidad. En esta época el adornarse con ropas y baratijas caras y el acumular una gran cantidad de posesiones materiales que serían la envidia de cualquier monarca del siglo 19 se han convertido en un sustituto de la verdadera prosperidad. El mantener la ilusión de la prosperidad, sin embargo, es algo crítico para nuestra economía, porque su fundamento es el consumo, el fraude, el crédito y la deuda. El propio sistema bancario ha sido diseñado de arriba hacia abajo para crear riqueza ilimitada para algunos mientras se grava con impuestos al resto de nosotros hasta la eternidad. La verdadera prosperidad se vive en un ambiente de abundante salud, de felicidad, de amor y de relaciones humanas. A medida que más gente tiende a percibir los bienes materiales como la forma de identificación en esta cultura, nos alejamos cada vez más de experimentar la verdadera prosperidad.

3.   Ilusión del derecho a elegir y la libertad. Lee entre líneas y mira la letra pequeña, no somos libres, no para un estándar inteligente. La libertad se trata de tener opciones, sin embargo, en el mundo de hoy, la elección ha llegado a significar una selección entre las opciones disponibles, siempre desde dentro de los confines de un sistema jurídico y fiscal corrupto y dentro de los límites de las normas culturalmente aceptadas y aplicadas. La ilusión de poder elegir y la ilusión de la libertad son un poderoso opresor porque nos engañan para que aceptemos las cadenas, como si fueran las señas de identidad de la libertad.

4.   La ilusión de la verdad. La verdad se ha convertido en un tema delicado en nuestra cultura, y hemos sido programados para creer que 'la' verdad proviene de los semidioses de los medios de comunicación, las celebridades y el gobierno. Si la televisión declara que algo es verdad, entonces creer lo contrario es una herejía.

5.   La ilusión del tiempo. Dicen que el tiempo es dinero, pero esto es una mentira. El tiempo es nuestra vida. La vida es una manifestación constante de la  evolución del ahora. Mirando más allá del mundo de los cinco sentidos, donde hemos sido entrenados para movernos de acuerdo con el reloj y el calendario, nos encontramos con que el espíritu es eterno, y que el alma de cada individuo es parte de esta eternidad. El engaño tremendo al que se refiere esta ilusión trata de que las personas no se fijan en el presente y el pasado, sino al revés: piensan en el futuro. La máxima es que al darle más atención e importancia al futuro la gente se distraiga de la realidad y lo que ocurre en el momento actual.

6.   La ilusión del aislamiento. A nivel estratégico, la táctica de divide y vencerás es un procedimiento operativo estándar para los regímenes autoritarios y los ejércitos invasores, pero la ilusión del aislamiento va aún más profundo que esto. Estamos programados para creer que como individuos estamos en competencia con todo el mundo y todo lo que nos rodea, incluyendo a nuestros vecinos e incluso contra la madre naturaleza. Nosotros contra ellos hasta el final. Esto niega rotundamente la verdad de que la vida en este planeta está conectada infinitamente. Sin aire limpio, agua limpia, suelos sanos, y un sentido global de comunidad  no podemos sobrevivir.

Estas grandes ilusiones nos las presentan para que aceptemos de manera ciega los designios de la Matrix, del sistema, de la máquina. En su intento por someternos se nos exige conformidad y obediencia. Pero lo nosotros no debemos olvidar que todo se envuelve en una especie de estrategia de ventas y que no se nos puede vender lo que no queremos comprar.

Para leer el trabajo completo en ingles The Six Grand Illusions That Keep Us Enslaved to “The Matrix”



lunes, 26 de enero de 2015

SOCIEDADES DE CONTROL Y HUMANISMO RADICAL

Alvin Reyes


El Blog de Nanin publicó hace un par de semanas un interesante trabajo titulado Mi balance: el anarquismo y yo nos estamos reinventando donde se analiza el movimiento del 15M y su ilusión de que este movimiento por fin trajera esperanza El 15M fue para mí un punto sin retorno, un momento histórico, el preludio para una renovada forma de acercarme a la comprensión del mundo en el que vivo. Al igual que cientos de miles de personas, experimenté una mirada ilusionada ante la posibilidad que parecía abrirse ante nuestros ojos, la visión de que era posible cambiar el rumbo de la historia porque, por fin, mucha, mucha gente, estaba siendo consciente de la grosera realidad que quedaba al descubierto tras la manta de la Crisis.”

Pero al parecer con el paso del tiempo el movimiento empezó a languidecer colocando al autor en posición reflexiva. Que tenemos que hacer? Y a continuación enumera algunas propuestas y alternativas para los movimientos a surgir.

Sólo el pensamiento libertario parece hoy capaz de comprender la compleja naturaleza del poder en los tiempos actuales y sólo desde la práctica libertaria -destruir construyendo-, parece abrirse un resquicio de posibilidad para combatir la dominación, al tiempo que para construir espacios de autonomía personal y social, para irnos acercando a lo más parecido a la democracia y a la libertad. El tradicional abstencionismo electoral del anarquismo hoy no sirve de nada si no va acompañado del combate frontal, teórico y práctico, con las estructuras estatal-capitalistas, simultáneamente con la anticipación de la democracia en su dimensión integral...en definitiva: construyendo en el tiempo presente la forma de vida que ahora sólo pensamos.

A raíz de este trabajo surgió otro publicado en La Escuela de la Vida Renovación, comunicación y autotransformación escrito por José Manuel Pérez donde plantea que todo proceso revolucionario pasa primero por un esfuerzo individual de autotransformación y desarrollo.

Hay que enseñar a la gente la primera y fundamental lección de la democracia: el desarrollo y la autotransformación no pueden delegarse. En torno a este principio central se articulan una serie de ideas similares como son la autonomía municipal, la libertad de expresión y comunicación, el acceso universal al conocimiento, la protección contra los abusos del poder y un elevado sentido de la responsabilidad moral del individuo…..Este proyecto de autonomía personal y colectiva sólo es posible en comunidades y grupos relativamente pequeños, cuyos miembros se encuentran a menudo cara a cara, interactúan libremente y se conocen unos a otros en tanto que personas. Por este motivo las formas estatales son difícilmente compatibles con iniciativas democráticas genuinas y auténticas.”

Estoy  de acuerdo con ambos trabajos  en lo fundamental, pero me gustaría aquí agregar unas reflexiones que me vienen saltando en la cabeza de hace ya un par de años y profundamente creo que cualquier movimiento de liberación, o de cambio de modelo o de rescate de nuestra sociedad pasa primero por la derrota total del sistema actual. No podemos hacer nada dentro de los parámetros de dominación tecnológica, económica, militar y mediática actual. Y aunque logren funcionar proyectos en comunidades pequeñas y autónomas lejos de los grandes centros urbanos de dominación no es menos cierto que vivimos todos en el mismo planeta y que cualquier catástrofe ambiental, cualquier guerra mundial entre los grandes poderes nos alcanzará a todos por igual. La primera tarea es derrumbar el sistema.

En un interesante trabajo publicado en El País por Byung-chul Han ¿Por qué hoy no es posible la revolución? este se pregunta ¿Por qué el régimen de dominación neoliberal es tan estable? ¿Por qué hay tan poca resistencia? ¿Por qué toda resistencia se desvanece tan rápido? ¿Por qué ya no es posible la revolución a pesar del creciente abismo entre ricos y pobres?”.

Esto es posible porque estamos enfrentando al sistema con armas funcionaban contra un sistema viejo basado en controles disciplinarios, el sistema neoliberal actual funciona de manera diferente El poder estabilizador del sistema ya no es represor, sino seductor, es decir, cautivador. Ya no es tan visible como en el régimen disciplinario. No hay un oponente, un enemigo que oprime la libertad ante el que fuera posible la resistencia. El neoliberalismo convierte al trabajador oprimido en empresario, en empleador de sí mismo. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona.”

La sociedad actual ha dejado de ser una sociedad basada en la disciplina, para lo que los movimientos de protestas y el anarquismo si tienen respuestas tangibles, para pasar a ser sociedades de control y para luchar contra las cuales aún estamos ensayando métodos. A  riesgo de abusar de su tiempo y hacer este trabajo muy largo creo que es importante compartir unos párrafos de Gilles Deleuze.

Las viejas sociedades de soberanía manejaban máquinas simples, palancas, poleas, relojes; pero las sociedades disciplinarias recientes se equipaban con máquinas energéticas, con el peligro pasivo de la entropía y el peligro activo del sabotaje; las sociedades de control operan sobre máquinas de tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores cuyo peligro pasivo es el ruido y el activo la piratería o la introducción de virus. Es una evolución tecnológica pero, más profundamente aún, una mutación del capitalismo. Una mutación ya bien conocida, que puede resumirse así: el capitalismo del siglo XIX es de concentración, para la producción, y de propiedad. Erige pues la fábrica en lugar de encierro, siendo el capitalista el dueño de los medios de producción, pero también eventualmente propietario de otros lugares concebidos por analogía (la casa familiar del obrero, la escuela). En cuanto al mercado, es conquistado ya por especialización, ya por colonización, ya por baja de los costos de producción. Pero, en la situación actual, el capitalismo ya no se basa en la producción, que relega frecuentemente a la periferia del tercer mundo, incluso bajo las formas complejas del textil, la metalurgia o el petróleo. Es un capitalismo de superproducción. Ya no compra materias primas y vende productos terminados: compra productos terminados o monta piezas. Lo que quiere vender son servicios, y lo que quiere comprar son acciones. Ya no es un capitalismo para la producción, sino para el producto, es decir para la venta y para el mercado. Así, es esencialmente dispersivo, y la fábrica ha cedido su lugar a la empresa. La familia, la escuela, el ejército, la fábrica ya no son lugares analógicos distintos que convergen hacia un propietario, Estado o potencia privada, sino las figuras cifradas, deformables y transformables, de una misma empresa que sólo tiene administradores. Incluso el arte ha abandonado los lugares cerrados para entrar en los circuitos abiertos de la banca. Las conquistas de mercado se hacen por temas de control y no ya por formación de disciplina, por fijación de cotizaciones más aún que por baja de costos, por transformación del producto más que por especialización de producción. El servicio de venta se ha convertido en el centro o el “alma” de la empresa. Se nos enseña que las empresas tienen un alma, lo cual es sin duda la noticia más terrorífica del mundo. El marketing es ahora el instrumento del control social, y forma la raza impúdica de nuestros amos. El control es a corto plazo y de rotación rápida, pero también continuo e ilimitado, mientras que la disciplina era de larga duración, infinita y discontinua. El hombre ya no es el hombre encerrado, sino el hombre endeudado.” (Gilles Deleuze: “Posdata sobre las sociedades de control”,en Christian Ferrer (Comp.) El lenguaje literario, Tº 2, Ed. Nordan, Montevideo, 1991.)

O sea el capitalismo se adapta, muta, debemos también nosotros mutar hacia otros tipos de lucha. Hace unos meses intentaba en El mundo según Bauman  aproximarme a una idea sobre la lucha que se avecina donde decía que todos los intentos tradicionales de lucha como toma de plazas y tomas de calles “…se quedaran en intentos porque el sistema tiene respuestas para todas las formas de protestas, si la propuesta es violenta, la  respuesta será violenta. Si la lucha se lleva a los medios de comunicación, reales o virtuales, la respuesta será mediática porque, repito, las corporaciones controlan todos los medios. Y además, por medio a este control de las comunicaciones,  han logrado mantener apática a una parte importante de la población mundial con el entretenimiento barato y el deporte, que ha dejado de ser un evento de sana competencia para convertirse en una fábrica de estrellas y de ídolos falsos para el consumo de la población. Una parte importante de la estrategia del poder corporativo es mantener a la mayoría de la población políticamente apática. Esto se logra dando la falsa creencia de una sociedad en bienestar a través de la oferta de bienes de consumo y una gran industria del entretenimiento que mantenga a los ciudadanos políticamente pasivos.”

Finalmente la única ideología que creo contiene alguna respuesta es la del humanismo radical todos los demás ismos son falsos (islamismo, comunismo, anarquismo, judaísmo, cristianismo, etc.) por que se basan en aspectos únicos de la vida como seguir los dictados de dioses egoístas o en adorar el fetichismo económico de la cantidad. Debemos rescatar el ser humano del reducto a donde ha sido acorralado en las sociedades de control y colocarlo de nuevo en el centro de nuestro mundo de donde fue sacado, no recientemente, si no como señala Mumford, que los primeros matemáticos de la antigüedad se preocuparon de los planetas en vez de pensar en el ser humano. No creo que ningún movimiento logrará que nada ocurra en las condiciones actuales de dominación. Es importante la transformación individual y espiritual del hombre pero esto solo no lograra la felicidad porque el sistema trabaja demasiado rápido y es capaz de generar las respuestas más diversas. Debemos derribar el sistema quitándole la savia que lo alimenta. Un sistema rentista solo piensa en el dinero y es por eso que le planteamos a aquellos que intentan cambiar el mundo para bien, los que están cansados de las injusticias sociales, de las guerras económicas, de la explotación salvaje del planeta, que cualquier intento de revolución pasa de manera obligatoria por atacar directamente al consumo primero como una fórmula para liberar al  espíritu humano de las cadenas materialistas que le esclavizan y luego como un arma única contra los gobiernos corporativos.