Alvin
Reyes
Hay
una película, documental que lleva por título Koyaanisqatsi, que en idioma Hopi
quiere decir “La vida fuera de equilibrio”. Aunque la película es de 1982 y
tuvo dos secuelas, Powaqqatsi
y Naqoyqatsi,
el titulo viene bien para catalogar lo que está ocurriendo en esta época:
la vida está fuera de equlibrio. Por todos lados lo vemos. Algo está
pasando en la humanidad y a escala planetaria. Estamos en la cúspide de la civilización
y estamos más cerca del final que de la perpetuación.
Al
leer las líneas de arriba los de siempre, los conformistas, los miembros del
rebaño, nos dirán que somos pesimistas y que siempre ha habidos agoreros y apocalípticos.
Y yo les digo si, es verdad, pero nunca como hoy la humanidad había estado
dotada de la capacidad destructiva que ahora posee. Como dice Carl Sagan en “Miles
de millones” “en los tiempos del arco y la flecha no hubiésemos podido acabar
con la humanidad aunque nos lo propusiéramos” (Citado de memoria, no sé por dónde
tengo el libro tirado para ponerme a esta hora de la noche a buscarlo). La tecnología
que hemos desarrollado es capaz de aniquilarnos a todos en cuestión de minutos,
ese es el verdadero terror.
Este
sistema anti vida que solo basa su satisfacción en la riqueza a dejado de lado
todo lo relacionado con la vida misma, son más importantes las cosas que producen
riquezas inmensas que las cosas que promueven la vida. Por eso usted ve los
atletas, que solo sirven para entretenernos ganan millones y los bomberos, policías,
“guachimanes” ganan apenas para vivir con cierta comodidad, en algunos países,
mientras que en otros deben unir su labor a la de la delincuencia para poder
sobrevivir con los estándares que el capitalismo ha edificado.
No
importan los bosques, los peces, la vida salvaje, donde la voracidad de la
maquina pone el ojo no se detiene ante nada. Solo hay que preguntarles a los
indios de Dakota que han visto amenazada su cultura y tradición por el hecho de
construir un oleoducto.
Estamos
transitando un camino muy peligroso como civilización solo le damos valor a lo
que genera beneficio económico y estamos dejando de lado lo que produce vida. A
la larga lo pagaremos porque no tenemos otro planeta. No se lleven de los
sueños que vende Hollywood, este es nuestro hogar, no tenemos otro a donde ir. Si
lo sembramos de muerte moriremos con él.
Es
sumamente esencial para el futuro de la vida en el planeta que retornemos al
equilibrio: vida por vida, el actual: muerte por dinero nos llevará a un
trágico final.