Alvin Reyes
Dice Edward Gibbon que los
barbaros nunca quisieron conquistar Roma, sino formar parte de ella. Los
barbaros siempre han estado ahí amenazando a los imperios, las ciudades, en
todas las épocas.
Son barbaros todos
aquellos que no son como nosotros. Todo aquel nacido /o criado más allá, pero
dentro de los muros ahora, es un bárbaro.
Lo mismo para los Godos
que para los mexicanos en EEUU, los dominicanos en Puerto Rico, los haitianos
aquí en dominicana, los extranjeros de todas partes, maghrebíes y los negros de
áfrica que acechan y “amenazan” a la
vieja Europa.
Los que son atraídos por
el espejismo de la prosperidad más allá de sus fronteras. Ser ciudadano de
Europa o ciudadano americano es un triunfo para un bárbaro, un paso en su vida
que le traerá protección y acceso a un país y un sistema más rico que el de su
origen. Soy americano hoy, soy romano del imperio. Soy dominicano diría un
haitiano.
Pero lo único que nos deja
el testimonio de la historia es que los barbaros siempre han estado ahí, a la
sombra de todos los imperios, de todas las potencias, de todas las sociedades. Amenazando
con su presencia la existencia de los ciudadanos imperiales. Pero no se han ido
nunca.
Han, incluso, logrado prolongar
la vida de los imperios aportando soldados. Cuando ya el imperio no tiene
fuerza, han dado vitalidad y energía a los ejércitos imperiales.
¿No fue acaso Flavio
Estilicón el general romano un bárbaro, un vándalo? “Después del asesinato
del emperador occidental Valentiniano II (392), Estilicón acompañó al ejército que conduciría a la
victoria a Teodosio en la batalla
del Frígido. Estilicón se distinguió en la batalla, y Teodosio, agotado por la campaña, lo vio como un hombre digno de ser responsable
de la seguridad futura del imperio. El último emperador de una Roma unida designó a Estilicón como tutor de su hijo, Honorio poco antes de su muerte en 395,
para asegurar su influencia sobre el nuevo y joven emperador, Estilicón casó a
su hija con Honorio, lo cual fue un auténtico escándalo entre la nobleza y los
cortesanos de Honorio, que no aceptaban que la hija de un mestizo medio bárbaro
y medio romano, se casara con el emperador
de Occidente.” (Wikipedia).
Y acaso no aportan los latinos una cuota importante
en el ejército de los EEUU y no fue
España la que ofreció incentivos importantes a los mismos latinoamericanos que desprecia en las
calles para que se enrolaran en el ejército?
¿Que aportaran los barbaros de esta época? El
empuje que necesita la actual civilización para mantener en movimiento la
máquina? Y, si no tuvieran ese espacio, encenderían las calles precipitando su
caída? Solo el tiempo dirá. Pero mientras la civilización sigue su acelerado ritmo
hacia la incertidumbre y el caos podemos decir, acaso, como el filósofo rumano
Cioran: No
todo está perdido: quedan los bárbaros. ¿De dónde surgirán? No importa
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