Por Wim Dierckxsens. Publicado en La Haine
Fin de la racionalidad a la vista: La innovación tecnológica llegó a su límite histórico
Fin de la racionalidad a la vista: La innovación tecnológica llegó a su límite histórico
Somos
de la opinión que la composición orgánica del capital ha llegado a los
límites de lo posible dentro de los países centrales y por lo pronto
también de las relaciones de producción vigentes. Las últimas en vez de
ser una palanca de desarrollo de las fuerzas productivas se han
transformado en trabas suyas. Sabemos que el incremento en la
composición orgánica del capital explica la tendencia a la baja de la
tasa de ganancia. Esto un fenómeno muy conocido en términos de valor. El
tema aquí es si existen límites a la capacidad de reemplazo de la
tecnología como valor de uso. Es un supuesto que la innovación
tecnológica genera un ahorro en el costo de la mano de obra al utiliza
la nueva tecnología. El costo de fuerza de trabajo necesario por unidad
de capital empleado disminuiría, en otras palabras. Es un supuesto que
el progreso tecnológico está directamente relacionado con un ahorro en
mano de obra al emplear esta nueva tecnología. Lo anterior conlleva a
una creciente competencia por el progreso técnico. La tecnología genera,
en apariencia, la mayor ganancia esperada. El supuesto aumento en los
beneficios a partir de un acelere en la renovación tecnológica induce
contablemente a su depreciación, es decir, conlleva a la obsolescencia
programada de la tecnología. En resumidas cuentas ello implica acortar
la vida media de la tecnología como valor de uso (Robert Dekle,
Technological progress and endogenous capital depreciation: evidence
from the US and Japan, www.federalreserve.gov , 1994).
El resultado de la innovación tecnológica en la tasa de beneficio no
se conoce, sin embargo, sino hasta el final del proceso. Con la
innovación tecnológica disminuye la edad media de la tecnología
empleada, es decir, se reduce la vida media del stock de capital fijo.
Japón utilizó durante el pos-guerra la baja en la edad media del stock
de capital fijo como un indicador de la competitividad del país frente a
los demás países centrales. Ante el supuesto de que la innovación
tecnológica y la consecuente baja en la edad media de la tecnología
conllevan a una mayor capacidad competitiva, investigadores como Robert
Dekle (Ob. Cit.), demuestran que lo contrario está sucediendo durante la
época pos-guerra para los países centrales en general y particularmente
para el caso de Japón. Al bajar la vida media tecnológica en Japón a
más velocidad que en otros países centrales, el costo de la mano de obra
por unidad de capital fijo invertido aumentó en vez de bajar. Con ello
bajó la tasa de retorno. La lección es clara. No se puede acortar más la
vida media de la tecnología en los países centrales sin provocar una
mayor baja en la tasa de beneficio. En los países periféricos con los
salarios más bajos, como China, hay cierto margen todavía. La tecnología
y la innovación tecnológica dejaron de ser ventaja una competitiva para
los países centrales y pronto también lo será en los mismos países
periféricos. Con ello el agotamiento de la actual racionalidad económica
está a la vista.
Conforme se reduzca la vida media de la tecnología utilizada, el
tiempo de producción disponible para transferir su costo al producto
disminuye también. A partir de cierto punto, el costo de mano de obra
por unidad de capital fijo empleado ya no disminuye sino más bien
aumenta, es decir, el costo de renovación aumenta más de prisa a como el
costo laboral disminuye. Con una vida media teórica del capital fijo
tendiente a cero, el costo laboral por unidad de capital fijo tendería
al infinito. Japón entró en una crisis económica prolongada al llevar la
delantera en esta materia comparando con los otros países centrales.
Tenemos que agregar que durante el mismo período del pos-guerra, el
costo laboral aumentó en Japón al generalizarse la relación salarial. El
porcentaje de asalariados en la PEA de Japón, pasó de 38% en 1950 al
74% en 1980, pasando por 53% y 63% en 1960 y 1970 respectivamente.
Debido a la generalización rápida de la relación salarial, la capacidad
de reemplazo de la mano de obra en el país bajó y por ende aumentaron
tanto su costo directo como el indirecto. Por lo anterior, la vida media
de la tecnología en Japón había sobrepasado su límite para realzar la
productividad del trabajo por dos vías. La consecuencia ha sido que
Japón está en recesión desde hace dos décadas y media. El país ha
apostado salir de la crisis mediante un endeudamiento total (Estado,
hogares, instituciones financieras y no financieras) que supera el 460%
del PIB, de la cual la mitad es pública y básicamente interna. La deuda
total per cápita de Japón es la más alta de los países del G20 en 2010
(Tano Santos, Deuda, ¿qué deuda?, www.fedeablogs.net, 13 de marzo de 2010).
En un libro titulado Can technology improvements cause productivity slowdowns? de Andreas Hornstein y Per Krusell www.people.su.se,
los autores muestran que la baja en la productividad de trabajo comenzó
a darse en los países centrales hacia finales de los años sesenta
debido a la acelerada innovación tecnológica. El resultado final fue una
baja en las tasas de crecimiento económico alrededor de los años 1972 y
73. Los autores presentan datos (pág.116) sobre la baja en la
productividad laboral entre 1960-73 y 1973-79. En Japón dicha
productividad de trabajo baja de 9,4 a 3,1, en Italia de 6,3 a 1,6, en
Francia de 5,4 a 2,4, en Alemania de 4,6 a 1,9, en Gran Bretaña de 3,5 a
2,6, en EEUU de 2,8 a 1,6 y, en Canadá de 2,8 a 1,5. En el período de
1980 a 2006 la productividad de trabajo de Japón bajó aún más todavía al
1,8. Los datos dejan en claro que Japón es el país con la reducción más
veloz de la vida media de la tecnología y con la mayor pérdida en la
productividad de trabajo.
Autores como Edward Wolff en el texto "The productivity slowdown"
(Vea "The American Economic Review", diciembre de 1996) señala que la
baja en la edad media del stock de capital fijo está asociada
directamente con una baja en la productividad en todos los países de la
OECD. Para contrarrestar esta baja en la productividad laboral hay
diferentes respuestas. Podría pensarse en alargar la vida media útil del
capital fijo. Esta salida no contribuye a la competitividad del capital
como capital. La respuesta inmediata es el desarrollo de un fuerte
sistema de patentes para dejar la producción en manos de terceros donde
la mano de obra es más barata. Este sistema de patentes fue propagado en
los años de 1970 y 1980 junto con el proceso de ´outsourcing´ del
capital productivo hacia países donde la mano de obra es más barata, es
decir, hacia los BRICS en general y China en particular.
Los patentes otorgan beneficios a partir de una renta sobre el
monopolio del conocimiento, siempre y cuando no haya nuevas
innovaciones. La innovación tecnológica, sin embargo, tiende a
desarrollarse en el propio ámbito productivo y no en los laboratorios
que queden lejos de la producción. Con el transcurrir del tiempo, los
rentistas que viven de este monopolio quedarán fuera de juego. Esto ya
está sucediendo hoy en día. La innovación tecnológica en China está en
plena marcha. Hay cada vez más campos de producción donde China compite
con los países centrales. Estados Unidos ya no es más que la sombra de
sí mismo en materia científica y tecnológica. Hasta en la conquista
espacial el país ha perdido terreno. Europa se vuelve a gran velocidad
hacia Rusia, la India y la China para sus futuras colaboraciones en este
campo. Hoy en día Washington ya ni está más en condiciones de enviar a
hombres al espacio por sus propios medios. (Vea Vincenzo Denicolņ, "Do
patents over-compensate innovators?", www.webcatch.googleusercontent.org).
El capital en los países centrales no tenía muchas otras opciones, para
no dejar de ser capital, que refugiarse en el sector de defensa como
fue particularmente el caso de EEUU, o huirse del ámbito productivo para
refugiarse en el especulativo. Esto hoy en día está llegando a los
límites de lo posible.
Mundialización del ejército industrial de reserva, fin de la democracia representativa y la lucha por otra participativa
Desde el momento que la innovación tecnológica hacia bajar la
productividad de trabajo en los países centrales, bajaba con ello la
tasa de ganancia y el capital procura bajar los costos de trabajo. El
credo del neoliberalismo es que el elevado costo del trabajo ha sido el
factor responsable que hizo bajar en la tasa de ganancia, cuando en
realidad fue el alza en el costo de la renovación tecnológica. En las
últimas décadas del siglo XX, los países centrales buscan como aumentar
la capacidad de reemplazo de la fuerza de trabajo. Es la era de la
flexibilización de la fuerza laboral. El mecanismo por excelencia fue la
globalización. Con la globalización se internacionaliza el ´ejército
industrial de reserva´. Este proceso se expresa a través de flujos
migratorios netos de fuerza de trabajo desde la periferia hacia el
centro y mediante el llamado “outsourcing” del capital productivo hacia
los países periféricos. Con ello aumenta la inestabilidad laboral,
económica y social en los países centrales. Con ello se torna más frágil
también la estabilidad política. Los países centrales, con una larga
trayectoria reformista, sufren una mayor capacidad de reemplazo de la
fuerza de trabajo. Con ello disminuye la estabilidad laboral, la
seguridad económica y social y por ende la política. Las propias bases
de la democracia burguesa (o ´representativa´) están minadas.
Hasta 1980 el mercado de trabajo operaba básicamente dentro de los
límites de las fronteras nacionales ya que hubo una relativa autonomía
de las economías nacionales respecto al mercado mundial. La capacidad de
reemplazo de la fuerza de trabajo se determinaba fundamentalmente a
nivel nacional. La mayor o menor presencia del nexo no capitalista en
cada país determinaba dicha capacidad. La estabilidad económica y social
y por ende política de un país fue el resultado casi exclusivo de esa
realidad nacional y dependía del tamaño relativo del nexo no
capitalista. Hacia 1970, la capacidad de reemplazo de la fuerza de
trabajo masculina en los países centrales se redujo al mínimo posible.
Casi toda la población activa masculina se encontraba bajo relación
salarial. En las décadas de los setentas, ochentas y noventas las
mujeres ingresan masivamente a la actividad económica y bajo relación
salarial. Con ello la capacidad de remplazo de toda la fuerza laboral se
reduce a la expresión más baja posible. Es a partir de entonces que la
inmigración masiva resulta ser el último recurso para aumentar el
ejército industrial de reserva en los propios países centrales y a la
vez el capital productivo huye hacia otros países donde el costo de la
mano de obra resulta ser mucho más barata (Dierckxsens 2011).
La globalización del mercado mundial de trabajo significó una mayor
capacidad sustitutiva de la fuerza laboral en los países centrales hasta
para la clase media. El desmantelamiento de las ex repúblicas
socialistas fue un factor nada despreciable en este proceso. Entre 1980 y
2010, la población mundial disponible para los intereses del gran
capital globalizado, más que se duplicó. Desde mediados de los años
ochenta, la población de la economía mundial globalizada pasó de 2,5 mil
millones a 6 mil millones de seres humanos. La clase trabajadora
potencialmente disponible para la explotación del capital transnacional
se duplicó al pasar de una PEA de 1,46 mil millones en 1985 a casi 2,93
mil millones en el año 2000 (Goldstein, 2009). La consecuencia es una
tendencia mundial a la baja salarial, al aumento de la jornada de
trabajo y al empeoramiento de las condiciones económicas y sociales en
general. Desde entonces ya no existe un proyecto país, no importa quién
esté en el gobierno. El proceso pone así en cuestionamiento la misma
democracia burguesa.
En los países nórdicos en general y los países escandinavos en
particular, la mayor profundidad del reformismo durante largos años se
basó en la muy reducida capacidad de reemplazo. La misma se debe, aunque
no de manera exclusiva, a su reducida talla demográfica. Sobre esta
base se construyen amplios derechos económicos y sociales y genera, por
ende, una mayor ciudadanía. Comparando con otras naciones, sus
ciudadanos se sienten, conscientemente o no, de primera categoría Para
alcanzar mayor competitividad internacional en tiempos de globalización,
precisaban introducir en estos países políticas de flexibilización
laboral más drásticas que en otros países con más capacidad de
reemplazo. Precisaba, en otras palabras, desmantelar el fuerte Estado de
Bienestar y más que en otros países con menor bienestar social. Sea
socialista el gobierno o conservador, el retroceso en las condiciones
socioeconómicas de la población trabajadora debía darse a mayor ritmo.
La lucha por la conservación de los derechos económicos y sociales
tiende llevar la población a posiciones más conservadoras. Por el mismo
motivo, observamos en Suecia, Holanda y Dinamarca, por ejemplo, partidos
neo-fascistas que ya han participado en coaliciones de gobierno
recientes.
A partir de la crisis financiera de 2008 la inseguridad económica y
social se acentúa más aún todavía. El rescate bancario no se traduce en
una reanimación de la economía real. Lo contrario más bien ha sucedido.
Las tasas de desempleo aumentaron sin cesar. En un primer momento de la
crisis, las masas populares no cuestionan el sistema excluyente, sino
reafirman con fuerza su fe en las sagradas relaciones de producción
existentes. Como ciudadanos de primera categoría consideran tener más
derechos de estar en este mundo. Lo defienden como ciudadanos plenos
aunque sea a costa de otros con menos derechos construidos: los
migrantes, las mujeres y los grupos ´minoritarios´ en general. Las
poblaciones de Alemania, Holanda, Finlandia o Austria, se sienten
ciudadanos de primera categoría y consideran, conscientemente o no, que
los pueblos mediterráneos son ciudadanos de segunda categoría. Los
inmigrantes son considerados a su vez como ciudadanos de tercera o
cuarta categoría según su procedencia.
La defensa a ultranza de mi inclusión y de mis derechos económicos y
sociales existe en el Norte frente a los del Sur y en Norte y Sur frente
a los inmigrantes. Cuando se lucha por la inclusión a partir de
supuestos derechos como categoría de ciudadanos y no contra el sistema
excluyente como tal, está el peligro de adopción de posiciones
neo-fascistas a nivel popular, las que a su vez son capitalizadas por
los partidos políticos de ultra derecha. Después de largos meses de
lucha social de los indignados, las elecciones en España mostraron como
lo capitalizó la derecha por ejemplo. Hoy en día, las fuerzas
nacionalistas, proteccionistas y populistas difícilmente consiguen el
apoyo ´burgués´ para cuestionar la integración europea. Una Europa más
integrada como “Eurolandia” sirve más a la burguesía dominante bajo
liderazgo de Alemania para defenderse del capital financiero global
anglo-americano que el nacionalismo o separatismo del Euro propagado hoy
tanto en el Norte como en el Sur del continente.
En otros textos (2011), hemos señalado que ante el nacionalismo y
separatismo está el Nuevo Orden Mundial y Financiero liderado por el
capital financiero global anglo-americano que opera desde la City de
Londres y Wall Street que busca instaurar un gobierno mundial con una
moneda global que no pertenece a ningún país. Sería un Estado Global sin
fronteras ni compromiso con ciudadanos de ninguna nación. Tratase de un
capitalismo salvaje a nivel global bajo mando directo del capital
financiero global. Ello supone, entre otras cosas, una lucha para
subordinar el Euro y el Dólar que está en plena marcha. El contexto
geopolítico mundial liderado por la City de Londres y Wall Street, no
ofrecía otra alternativa a los estados europeos, que buscar una mayor
integración de la casa Europa e iniciar el desacople del proceso de
globalización pero a costa de la soberanía de los Estados y con enormes
sacrificios de los pueblos periféricos del continente.
En medio de este campo de batalla entre las principales corrientes
del capital, se abre una oportunidad de la lucha popular por una
democracia participativa. El camino de la izquierda es ir por una
“Iniciativa ciudadana europea a todo nivel”. Es preciso desarrollar la
democracia más participativa en Europa mediante la intervención popular
en todas sus formas y a todos niveles (europeo, nacional y local). Para
su ejemplo, está la elaboración vía Internet de la nueva constitución
islandesa. Para implementar políticas claves en común y metas comunes de
integración económica y asegurar cierta homogeneidad política con
democracia participativa, es necesaria trabajar en redes y no por
individualidades cada vez más tecnócratas y políticos en Bruselas. Una
forma de democracia participativa requiere un doble proceso: el de los
gobernantes hacia los pueblos y el retorno. Es preciso evitar los
escollos federalistas e ir al referéndum en la Nueva Europa como un
todo. (Vea, Geab 62).
Fin de los recursos naturales y el rol de los países periféricos en el cambio de racionalidad económica
Ante la baja en la tasa de ganancia y el estancamiento económico en
los países centrales vemos el surgimiento de los países emergentes con
altas y sostenidas tasas de crecimiento económico. Mencionamos aquí a
China, Rusia, India, Brasil y África del Sur, los así llamados BRICS.
Estos países aunque heterogéneos en muchos aspectos muestran, con China
en la delantera, tasas de crecimiento económico muy fuertes y desde
bastantes años. Son países donde la capacidad de reemplazo más alta y
con perspectiva a relativo largo plazo debido a su talla demográfica. El
costo de la mano de obra por lo tanto es relativamente bajo. El costo
de la mano de obra, sin embargo, no es el único factor. Veamos el lugar
que ocupan los recursos naturales en estos países relativamente vastos.
La racionalidad económica del capital ha llevado a la
sobreexplotación no solo de las energías no renovables como el petróleo
sino también de los metales y minerales. Hoy en día la escasez relativa
de ciertos metales y minerales está a la vista. Los mismos suelen
concentrarse en el Sur y sobre todo en los países emergentes. Occidente
no está solamente cada vez más dependiente de los países del Sur en
materia energética (petróleo), sino también de minerales y metales en
general y sobre todo de los más estratégicos. Con ello, las condiciones
objetivas para establecer nuevas relaciones de poder están dadas.
Mientras la oferta de los recursos naturales era muy abundante y
provenía de múltiples países, los precios de estos metales y minerales
solían ser muy bajos. Los llamados términos de intercambio eran muy
desfavorables para los países del Sur. La lógica del capital es acumular
con rapidez creciente. Al acortar la vida media de los productos, la
rotación de capital aumenta. Se vende en menos tiempo el mismo valor y
se realizará entonces la misma ganancia en un tiempo más reducido. Al
aumentar así la rotación del capital, se da un proceso de
des-materialización relativa. Por producto se demanda menos materia ya
que se hacían más desechables. De esta forma se vendía en un lapso de un
año, un mayor volumen de productos y valor. La economía crece en
términos de valor en los países centrales. En los países periféricos se
extrae, en términos de valor de uso, recursos naturales a velocidad
creciente, es decir, sufren sobre todo la des-materialización absoluta.
Si las crisis del pasado se caracterizaban por la sobreproducción de
valores de cambio, la sub-producción de valores de uso como el stock de
recursos naturales comienza ser una nueva cara de la crisis.
De los 15 países más dotados de metales y minerales en general, los
países BRICS ocupan lugares privilegiados. En primer lugar está África
del Sur, segundo es Rusia, quinto Brasil, sexto China, y undécimo India.
Con solo esta información queda clara la posición estratégica de los
países BRICS en materia de posesión de metales y minerales (Vea Jeremy
Grantham, "Fifteen countries sitting on a fortune of metals and
minerals", www.bussnessinsider.com).
También América Latina ocupa un lugar privilegiado que podrá explotar
más en el futuro. Entre los 15 países con más metales y minerales hay
cuatro países latinoamericanos: en el orden de importancia tenemos
Brasil, Chile, Perú y México. En la lista están además dos países de
América del Norte: Canadá en cuarto y EEUU en octavo lugar; dos de
África: África del Sur y Guinea; cuatro de Asia: China, la India,
Kazakstán e Indonesia; de Europa Rusia y Ucrania y para cerrar la lista
está Australia en tercer lugar de los 15 países en total.
Una cosa, sin embargo, es tener reservas minerales en general y
todavía otra cosa es tener aquellos recursos que muestran escasez
relativa. Un estudio realizado por el British Geological Society ("Los
metales más raros de la tierra", www.ecoapuntes.com.ar
de septiembre de 2011) mostró que de los 52 metales en la lista, el 60%
(o sea, 31) tiene un índice de riesgo de 5 o superior, donde 1 indica
el riesgo de suministro bajo y 5 el riesgo de suministro alto. La
escasez puede ser dividido en tres dimensiones: física, económico
(aumento de precios) y geopolíticos (barreras políticas). La lista del
BGS muestra que China lidera la producción global de casi todos los
elementos de la lista, siendo responsable de la extracción de la mitad
de ellos.
Ante la escasez relativa de los recursos naturales estratégicos, los
países productores están empezando a proteger sus intereses. China
establece impuestos a la exportación, especialmente de metales y
minerales con alto valor de innovación. El país ha impuesto también
otras barreras al comercio de algunos metales, como cuotas y hasta la
prohibición de exportar. Lo hace para proteger a las industrias propias
(Vea, Redacción de Economía y Finanzas, "Geopolítica: ¿Es posible seguir
con el progreso con la escasez de materias primas escasas?", Buenos
Aires, 23 de diciembre de 2011).
Queremos subrayar la importancia de la escasez relativa de materiales
usados en tecnologías emergentes verdes. Un informe de la Comisión
Europea y de PriceWaterhouseCoopers (PWC) ha identificado 14 materiales
estratégicos y escasos usados en tecnologías emergentes verdes. Al
aumentar su importancia para la economía futura aumenta el riesgo de su
escasez. En orden alfabético se trata de Antimonio producido según orden
de importancia en China, África del Sur, Bolivia y México; Berilio,
producido en EEUU, Rusia y China; Cobalto, producido en un 90% en la
República Democrática del Congo, y además en Zambia; Fluorita que se
produce en China, México y Mongolia; Germanio es subproducto del cinc y
se obtiene sobre todo en China y Rusia; Indio que se produce más en
China, Corea y Japón; Litio con 85% de las reservas en América latina:
Bolivia, Chile y Argentina; Grafito es producido en China, Corea y la
India; Magnesio en EEUU, China y Canadá; Niobio en Australia, Brasil y
Canadá; el Grupo Platino en África del Sur y Rusia; Las tierras raras
como el tántulo y tungsteno se obtiene casi exclusivamente en China.
En la lista de los 14 recursos mencionados, China aparece en 8
ocasiones. No extraña entonces que China produce cerca del 50% del
suministro mundial de metales escasos y alrededor del 97% de las tierras
raras. No queda duda que es el país emergente por excelencia. África
del Sur, Rusia, Bolivia, México, Corea del Sur, EEUU y Canadá son
mencionados cada uno dos veces. La mayor integración económica entre
Rusia (mayor productor de gas y petróleo) y China es estimulado por la
amenaza de Occidente sobre Medio Oriente en general e Irán en
particular. Estamos ante la amenaza concreta que Eurasia se transforma
en el bloque de poder del futuro y constituye en este sentido una
amenaza para Occidente.
En China se encuentran algunos materiales muy estratégicos, como las
denominadas tierras raras. Sólo los produce China. Desde los paneles
solares, pasando por los molinos de viento o los discos duros de las
computadoras hasta en misiles se usan dichos elementos de los que
Europa, Japón y EEUU son absolutamente dependientes. Otros, como el
galio, el indio o el telurio, son subproductos metálicos cuya oferta
occidental es absolutamente insuficiente para atender la demanda futura.
En los últimos años algunas tierras raras, por ejemplo, han visto
multiplicar su precio un 1.500% debido al difícil acceso.
El problema de las tierras raras ya se ha convertido en una cuestión
de geopolítica. En este momento no sólo la gran mayoría de las materias
estratégicas en general y los minerales de tierras raras en particular
se extraen en China, el país ha logrado imponer que cada vez más sean
procesados allí. Si Occidente quiere acceso a estas materias tan escasas
y estratégicas que instalan entonces sus fábricas en China. El país no
solo exige la instalación de las fábricas que elaboren dichas materias
en el país, sino además exige una transferencia tecnológica. En
septiembre de 2010, el Gobierno chino restringió la exportación de
neodimio para destinarlo a proyectos propios de energía eólica. Hasta en
dos ocasiones, la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha abierto
expedientes a China por interferir en la salida de tierras raras hacia
el exterior. Sendos informes oficiales de los gobiernos estadounidense y
europeo alertan ahora de que el futuro de las energías renovables está
en peligro por esta extrema dependencia (Vea Miguel Ángel Criado,
"Occidente depende de unos minerales que no tiene", 6 de enero de 2012).
Otros materiales igual de estratégicos y de los que se espera que el
aumento de la demanda los convierta en críticos son el telurio, el
galio, el indio o el litio. Este último sólo está considerado así por el
informe estadounidense. Aunque ha tenido otros usos en el pasado, su
función principal hoy es alimentar todo tipo de baterías y entre otras
para el desarrollo de energía eólica y el carro eléctrico (Vea Miguel
Ángel Criado, "Occidente depende de unos minerales que no tiene", 6 de
enero de 2012). El litio es considerado un recurso relativamente
estratégico y escaso ante el avance de la energía eólica y el carro
eléctrico. Se da la circunstancia de que Bolivia cuenta con la mayor
parte de las reservas del mundo. Bolivia, Chile y Argentina juntos
cuentan con el 85% de las reservas mundiales de este mineral. Juntos
podrían regular precios como los productores de petróleo. La prensa en
Buenos Aires y Santiago ya han señalado la posibilidad de creación de
una Organización de Países Productores de Litio (OPPL) conformada por
Argentina, Bolivia, Chile, Australia y China.
Al igual que la OPEP con el petróleo, la organización podría regular
el precio de ese mineral, considerado vital para la fabricación de
baterías de carros eléctricos en la industria automotriz del futuro, así
como para una mayor autonomía de computadoras, celulares y otros
equipos de alta tecnología. Más importante que controlar el precio
mediante la OPPL, sería condicionar la producción de baterías y carros
eléctricos en los países productores de litio. Más estratégico aún para
su propio desarrollo sería la fabricación de autobuses y busetas, al
tratarse de valores de uso colectivos en vez de individuales.
Condicionar la entrega del recurso a cambio de una transferencia
tecnológica es una meta a más largo plazo ya que Bolivia no está en la
misma situación que China. La unión Sur-Sur de los países productores de
metales y minerales cada vez más escasos, tarde o temprano, permitirá
invertir las relaciones de poder de negociación.
La tendencia anterior no solo tiene implicaciones geopolíticas a
favor de los países periféricos, sino también deja ver como desde el Sur
se puede influir en el cambio de la racionalidad económica vigente.
Tarde o temprano, la escasez absoluta de recursos naturales estratégicos
en Occidente, les obligará no solo a reciclar los recursos escasos,
sino también conllevará a la prolongación de la vida media de sus
productos finales y/o el uso creciente de bienes de consumo más
comunales. Lo anterior conlleva inevitablemente al decrecimiento de la
economía en términos de valor. Con un crecimiento económico negativo no
hay acumulación sostenible. Podamos anunciar una nueva era caracterizada
por la des-acumulación en términos de valor. Al aumentar la vida media
de los productos y al adquirir los valores de uso un carácter colectivo
en vez de individual, la productividad del trabajo desciende en términos
de valor, pero en términos de valores de uso, en cambio, aumentará más
conforme más duraderos y colectivos sean dichos productos. Este tema nos
lleva a la posibilidad y necesidad de la transición hacia una economía
poscapitalista donde el valor de uso se sobrepondrá al valor de cambio.
En el futuro la contabilidad social se hará cada vez más por el
contenido y menos por la forma.
La racionalidad económica actualmente vigente, en otras palabras,
está en su puerta de salida. La situación se presentará primera y con
más fuerza en Occidente. Los países periféricos tienen cierto margen de
seguir creciendo bajo la racionalidad antigua, al tiempo que los países
centrales se ven una situación cada vez más cerrada. Ya hemos abordado
este tema en otros escritos (Dierckxsens 2010). Lo que aquí queremos
subrayar es que los países del Sur con recursos naturales estratégicos y
escasos están en condiciones objetivas favorables para provocar esta
transición. También tienen poder cada vez más grande las organizaciones
ecológicas contrarias a la explotación ilimitada de los recursos
naturales así como las comunidades indígenas que luchan contra la
invasión de sus territorios. Cuanto más estratégico un recurso natural,
tanto mayor la efectividad de la lucha para asfixiar la racionalidad
económica vigente. También es cierto que Occidente casi no tendrá otra
opción para mantener acceso a los recursos escasos que la vía militar.
Más adelante regresaremos a este tema.
Soberanía alimentaria y lucha por un cambio de racionalidad desde los países más periféricos
Históricamente, la producción capitalista nace y se desarrolla en un
medio no capitalista y a costa de éste. En un inicio las relaciones no
salariales (comunidades indígenas, pequeños campesinos, artesanos,
vendedores) predominan todavía en la población económicamente activa
sobre el trabajo asalariado. Hoy, ya no son tantos los países donde la
relación salarial sea aún incipiente (por debajo del 20% de la población
económicamente activa o PEA). Son los países con menos registros
estadísticos por lo que subestimamos su presencia real a partir de las
estadísticas recolectadas por la OIT. Los países con menos de 20% de
asalariados en su PEA se concentran, aunque no con exclusividad, en
África Subsahariana. Mencionamos a Burkina Faso, Camerún, Chad,
Madagascar, Mali, Malawi, Ruanda, Senegal, Sudán, Tanzania y Uganda. En
El Caribe tenemos solo el caso de Haití. En Asia, podemos nombrar países
como Afganistán, Bangladesh, Camboya y Laos.
Se trata de economías sin un gran desarrollo del mercado y donde la
economía comunitaria y local no se había desintegrado tanto. En una
economía no monetizada y básicamente comunitaria, como es claramente el
caso de los países sub-saharianos, el trabajo no pago no se distingue
del pagado. Tanto hombres como mujeres realizan, predominantemente,
trabajo no pago. En Burkina Faso, Malawi, Ruanda, así como en Camboya,
el porcentaje de asalariados es inferior al 12%, o sea, son economías
sin una real presencia de mercado (OIT, 2010). Estamos hablando de
economías comunitarias donde la relación salarial en realidad no ha
penetrado. En estos casos las tasas de actividad de hombres y mujeres
distan muy poco entre sí. En efecto, entre los 15 y los 60 años de edad,
dichas tasas giran alrededor del 90% para ambos sexos. El trabajo
infantil es muy común pero tratase de un asunto de formación y
socialización de jóvenes en la economía local.
En aquellos países donde la relación salarial menos ha penetrado,
como África Sub-sahariana, el neocolonialismo está hoy de nuevo sobre el
tapete. Se trata de naciones frágiles y víctimas relativamente fáciles
de intentos neo-coloniales. Las industrias de extracción minera, con
básicamente capital extranjero, son el sector más importante en buena
parte de las economías africanas y así también en las sub-saharianas.
Nigeria es un gran productor de petróleo, gas natural, carbón y estaño.
También hay petróleo en la costa oeste de África, en la cuenca de Gabón,
en la República de Congo, en la República Democrática de Congo así como
en Angola. Cerca de un tercio de uranio mundial se extrae de África,
sobre todo de África del Sur y secundariamente de Níger, la República
Democrática del Congo, la República Centroafricana y Gabón. La reserva
de radio más grande del mundo se encuentra en República Democrática del
Congo. El 20% de las reservas mundiales de cobre se concentra en Zambia,
República Democrática del Congo, Sudáfrica y Zimbabue. Son sobre todo
África del Sur y la República Democrática de Congo que tienen una
posición estratégica para negociar metales y minerales escasos, sobre
todo en una organización de productores más allá del continente. El
conjunto de los países sub-saharianos no se encuentra en una situación
tan aventajada en esta materia.
El acaparamiento de tierras es otro fenómeno del neocolonialismo
actual y está de mucha actualidad en África sub-sahariana. Gobiernos,
empresas privadas y fundaciones inversoras de todo el mundo buscan
acaparar tierras africanas con el desplazamiento de la población que
implica. Esta situación es una forma pura de «neo-colonialismo». Los
datos presentados por la Red por una América Latina Libre de
Transgénicos en su Boletín N° 460 del 1 de febrero de 2012, revelan que
en los países periféricos se compraron, entregaron en concesión o
arrendaron, hasta 227 millones de hectáreas desde el año 2001, pero la
mayoría en 2008. Los beneficiados con este negocio fueron sobre todo los
inversionistas extranjeros. El 70% de tierras acaparradas tiene lugar
en África subsahariana. Se da también en el Sureste de Asia y en América
Latina son sobre todo los países como Perú, Ecuador, Colombia y
Paraguay los afectados por el acaparamiento.
A modo de ejemplo señalamos que en Liberia, el gobierno está
desplazando a personas de sus tierras agrícolas a fin de conceder más de
un tercio de la tierra del país (con una superficie de 96 mil
kilómetros cuadrados) a empresas extranjeras de explotación forestal,
mineras y agroindustriales. En Etiopía, 23 millones de hectáreas ya se
han declarado aptas para producir jatrofa (un arbusto cultivado por sus
frutas que producen aceite y por su capacidad de sobrevivir en regiones
áridas) y 700 mil hectáreas ya se destinan a la producción de caña de
azúcar. En Mozambique los invasores han puesto sus objetivos en 4.8
millones de hectáreas. Más de 183 mil hectáreas se dedican actualmente a
la jatrofa. En el Congo, una empresa china tiene en negociación un
millón de hectáreas y la corporación ENI tiene en programa una
plantación de aceite de palma de 70 mil hectáreas. En Kenia, empresas
japonesas, belgas y canadienses ya han hecho planes sobre medio millón
de hectáreas. En Angola empresas brasileñas, españolas y sudafricanas
destinan medio millón de hectáreas al agro-combustible. No hay país que
se salva de la situación descrita (Vea Amigos de la tierra europea,
"África: el acaparamiento de la tierra", en www.webcache.googleusercontent.com.)
Para la gran mayoría de las sociedades sub-saharianas la tierra se
considera no sólo un bien económico o medio-ambiental, sino que es un
recurso social, cultural y ontológico. Los agro-combustibles compiten
con los cultivos alimentarios por el suelo agrícola y las empresas que
impulsan la expansión de los agro-combustibles desplazan a las
comunidades tribales y los pequeños campesinos para conseguir el acceso a
esas tierras. Al perder el acceso a la tierra tradicional, las
comunidades locales se desintegran con la consecuente inseguridad
alimentaria y el hambre. El derecho humano a la alimentación está
violado totalmente. La tierra sigue siendo un factor importante a la
hora de formar la identidad social, la organización de la vida religiosa
y la creación y transmisión de la cultura. El vínculo entre las
generaciones se define por los complementos de los recursos de la tierra
que tiene y comparte cada familia, linaje y comunidad. Además, la
tierra es una alegoría de la propia espiritualidad de la sociedad (Vea,
Amigos de la tierra europea, Ob. Cit.).
Las luchas actuales de estos países, por tanto, acontecen en el marco
de la descolonización. Unos quince países africanas se aliaron para
establecer lo que se ha denominado «OPEP Verde». Varios gobiernos han
establecido objetivos y estrategias internas para el empleo de los
agro-combustibles a nivel nacional. En Tanzania, Madagascar y Ghana, ha
habido protestas por los acaparamientos que llevaron a cabo empresas
extranjeras y estas pueden transformarse en rebeliones de gran escala y
mucha radicalidad con hambrunas masivas. Aquí hay un potencial
revolucionario con impacto global: la recuperación de las tierras por
los pueblos africanos y la instauración de la soberanía alimentaria. Es
una contradicción increíble que, mientras estos países exportan
agro-combustibles y pierden millones de hectáreas de tierra, importan
masivamente granos básicos a precios que no dejan de subir por la
creciente demanda de los mencionados agro-combustibles y debido la
especulación en el mercado internacional de los granos básicos. El
Cuerno de África, la cuna del ser humano, ha sufrido durante los últimos
dos años una durísima hambruna alertada desde mucho antes por el
Programa Mundial de Alimentos. De nada sirvió, más bien la hambruna
invade hoy otros países del continente como Chad, Mauritania y, sobre
todo Níger, el país más pobre de la Tierra.
La amenaza de otra guerra mundial; la paz como máximo bien común de la humanidad
La transición de una situación de alta capacidad sustitutiva a otra
situación con una capacidad de reemplazo reducida (donde casi el 70% o
más de la población activa son asalariados), puede ser lenta o
estancarse. Cuanto mayor la población de un país (el caso de China o
India por ejemplo), más difícil que sea una transición rápida. Cuanto
más lenta y estancada sea esa transición, tanto más favorables serán las
condiciones para que maduren las fuerzas contestatarias que podrían
desembocar en revolucionarias. Esto es cierto sobre todo para aquellos
países donde la economía de mercado y el capital han penetrado bastante,
pero no lo suficiente para que se generalice la relación salarial. En
términos concretos, estamos hablando de sociedades donde la relación
salarial está relativamente avanzada (entre 50 y 66% de la PEA), a la
vez que permanece estancada por décadas. Es la situación de muchos
países periféricos africanos y asiáticos durante la segunda mitad del
siglo XX, y en particular de América Latina.
Hoy en día hay muchos países periféricos que nunca conocieron la
democracia burguesa a falta de estabilidad laboral, económica y social.
La inestabilidad económica y social prolongada y generalizada en los
países periféricos sigue siendo la base económica por excelencia para
una situación revolucionaria y con ello constituyen una amenaza para
statu quo en el mundo. De ahí el apoyo a los regímenes autoritarios
alineados con Occidente y lo contrario sucede con los no alineados como
Libia, Siria e Irán por ejemplo. Hoy, hay una serie de países con una
PEA donde la relación asalariada oscila entre el 50 y el 66%. Creemos
que en el futuro cercano hemos de prestar mucha atención a estos países
en materia política. Por no disponer de información estadística de todos
los países, no podemos ser exhaustivos. En África podemos mencionar a
Argelia con 60% de asalariados, Egipto con 62%, Namibia con 62% y Túnez
con 66%. En Asia tenemos a Fiji (59%), Irán (51%), Filipinas (51%), Sri
Lanka (59%) y Turquía (59%). En América Latina y el Caribe tenemos a
Brasil (64%), Colombia (54%), República Dominicana (54%), Ecuador (60%),
Guatemala (50%), Guyana (52%), Jamaica 61%, México (66%), Nicaragua
(51%), Perú (54%) y Venezuela (59%),.(OIT, 2010), es decir, la mayor
parte del continente es y ha sido una bomba de tiempo y no por nada es
el continente que ya lleva más de una década de un proceso de
des-conexión de la globalización. Veamos cómo está la situación más allá
de América Latina.
De los casos que cuentan con datos de la OIT del norte de África,
incluyendo a Turquía, tenemos dos países para poder trazar una rápida
transición: Argelia y Turquía.) y dos claramente estancados (Túnez y
Egipto). Llaman en primer lugar la atención los países de Túnez y Egipto
donde se inició la llamada “Primavera Árabe”. En 1976, la PEA de Egipto
contaba con 59% de asalariados, y en 2007 siempre contaba con el mismo
porcentaje de asalariados, o sea, no hubo ninguna mejora en las
oportunidades de trabajo durante tres décadas. La situación en Túnez es
muy parecida a la de Egipto. En 1966 la PEA de Túnez contaba con 62% de
asalariados, en 1984 bajó a 58% y en 2003 la OIT reportaba 64% de
asalariados. En otras palabras, no hubo ninguna perspectiva de mejora en
las oportunidades de trabajo durante más de tres décadas. Aunque la
relación salarial esté menos generalizada, Marruecos también revela
notorio estancamiento. Su PEA contaba en 2007 con 44.8% de asalariados,
cifra casi alcanzada 25 años antes.
Durante la era neoliberal son pocos los países que experimentan una
transición muy rápida. En Argelia y Turquía se observa una tal rápida
expansión de la relación salarial en las últimas décadas, generando
mayores oportunidades de trabajo. Los trabajos son inestables y de poca
seguridad económica y social al no generalizarse la relación salarial
aún todavía. La PEA de Argelia contaba en 1964 con 37% de asalariados y
en 2004 con 60%. La PEA de Turquía era en 1965 de 22% de asalariados y
en 2008 ya 59%, o sea, una transición relativamente acelerada. Solo una
transición rápida hacia la generalización de la relación salarial 8más
de 70% de asalariados) instaura la base económica para el reformismo. La
talla de una población es factor importante para lograr una transición
acelerada. Este proceso se observa en el siglo XX claramente en los
Tigres Asiáticos. En Singapur, por ejemplo, trabajaba en 1970 casi un
60% de la PEA como asalariada, y desde 1986 más del 84. La PEA de Corea
del Sur tenía en 1980 un 47% de asalariados y en 2007 más del 68%.
Otro proceso de transición rápida y generalizada se puede observar en
los pequeños países productores de petróleo en Medio Oriente. A
principios del siglo XXI Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Qatar tienen
más de 90% de asalariados según datos de la OIT. En África podamos
mencionar los casos aislados de Sao Tomé y Seychelles con 71 y 81 por
ciento de asalariados a principios de este siglo. La población de muchas
de las islas de El Caribe alcanzó un porcentaje de asalariados más de
90% a principios del siglo XXI en Islas Caimán y Aruba (90%) y más de
80% en Bahamas, Barbados y Trinidad y Tobago. Hemos de señalar que el
proceso de una transición rápida en pequeños países puede revertirse con
cierta facilidad en tiempos de una Gran Depresión.
Cuanto más lenta y más estancada en cambio sea la transición, tanto
más favorables serán las condiciones para que maduren las fuerzas
contestatarias que puedan, con el tiempo, tornarse revolucionarias. Las
condiciones subjetivas pueden atrasarse o acelerarse por la existencia o
no de válvulas de escape. La carencia de oportunidades laborales y el
descontento con el estado general de Túnez y Egipto, se atenuaba
mientras existía la posibilidad de emigrar. La mirada hacia la solución
migratoria es privada o familiar y el proyecto futuro se encuentra fuera
del país. Esto no politiza, más bien lo contrario sucede. La migración
es un fenómeno muy extendido entre la población joven y la emigración
tiende a despolitizar entonces a los jóvenes. Con la excepción de Libia,
los países del norte de África han sido emisores netos de emigración
desde mediados del siglo XX, es decir, durante todo el período de
estancamiento. El movimiento se dirigía básicamente a Europa en el caso
de Argelia, Túnez y Marruecos. La emigración desde Egipto se dirigía en
su gran mayoría hacia otros países árabes, especialmente a los del Golfo
Pérsico. Varios de los países de la Magreb se convirtieron en los años
90 y 2000 además en territorio de paso de una fuerte ola emigración
subsahariana hacia Europa.
A partir de la crisis financiera de 2008 se instaura un bloqueo a la
migración en toda Europa. Con ello, la emigración directa desde el
Magreb deja de ser la válvula de escape. La migración egipcia a los
países árabes del Golfo Pérsico tropieza con la creciente competencia
laboral de los emigrantes que proceden de países asiáticos más pobres.
Al verse cerradas las oportunidades de escape, los países del norte de
África se ven confrontados además con la presencia y competencia de
migrantes subsaharianas cuyo pasó hacia Europa también se encuentra
cortado. Es en esta coyuntura que los jóvenes pierden toda oportunidad
de trabajo fuera. No hay de otra que buscar una salida en tierra propia.
Este hecho politiza rápidamente y la rebelión estalla. Con la Gran
Depresión del Siglo XXI apenas comenzando, las perspectivas empeoraran.
Ni dentro del país, ni afuera habrá oportunidad de trabajo. La
prolongación y profundización en el estancamiento será la tónica. La
inestabilidad política solo aumentará. Es nuestra expectativa que se
abra un período de radicalización de las revueltas populares con más
proyección y organización política (Vea Carmen González Enríquez, "Los
cambios políticos y las migraciones desde los países árabes", 24/03/2011
http://www.realinstitutoelcano.org.
Es muy artificial separar el análisis de África y Asia como
observamos a partir de la actual situación política. Falta información
estadística de países como Arabia Saudita, Iraq, Jordania y Líbano. Para
otros países disponemos de información reciente, sin series en el
tiempo. Lo anterior complica el análisis más a fondo. Oriente Medio
parece estar en pleno proceso de transformación geopolítica. Bajo el
manto de la Primavera Árabe, la OTAN y sus aliados del Golfo aprovechan
la coyuntura a su favor. Sus ejércitos ya invadieron Yemen y Bahréin
ahogando allí en sangre las manifestaciones. En este contexto tenemos
que interpretar también la “revolución en Libia”. Ahora sigue Siria. La
«revolución siria», según los medios informativos dominantes, sería la
prolongación de la «primavera árabe». La posición de Rusia y China de
una no intervención parece ganar terreno y con ello pierde hegemonía la
posición estadounidense.
El Medio Oriente es el centro energético de la economía mundial y la
creciente escasez relativa de energía fósil se manifiesta a través del
alza de su precio. Es a través del control del Medio Oriente que Estados
Unidos y sus socios de la OTAN esperan contener a China. La influencia
estadounidense en el Medio Oriente, sin embargo, está en franco
retroceso. El bloqueo económico que EEUU quiso imponer está teniendo
efectos contraproducentes. El petróleo que no puede exportar Irán a
Europa u otros aliados de EEUU, lo están comprando China y la India
sobre todo y la comercialización ya se da más en dólares. Esto significa
un duro golpe para los intereses norteamericanos.
La amenaza de un ataque nuclear sobre Irán está desde hace años en
preparación para preparar la opinión pública. Hoy en día Estados Unidos y
sus aliados están contemplando seriamente este ataque nuclear contra
Irán. Es preciso saber que el programa iraní de energía nuclear para
fabricar una bomba atómica lo comenzaron los mismos EEUU en tiempos del
Sha. Ahora pretenden usar su propia iniciativa como un pretexto para una
agresión nuclear contra Irán. Un ataque a Irán sería apenas el comienzo
de una gran guerra contra la Triple Entente Euroasiática – Rusia, China
e Irán. Conforme se integra económicamente y políticamente este
triangulo, Estados Unidos no tendrá otra opción más que renunciar a sus
sueños de control sobre Eurasia. De ahí su inclinación de recurrir al
último recurso: una gran guerra. Una guerra contra Irán en el Medio
Oriente arrastraría a la utilización de armas nucleares contra Irán, ya
que son los únicos medios para derrotarlo. Con ello la amenaza de una
nueva guerra mundial entre grandes potencias está en tapete (Mahdi
Darius Nazemroaya, "La Próxima Guerra Mundial: La Amenaza de una Guerra
Nuclear" Global Research, 8 de febrero de 2012.
Ante la amenaza de una nueva guerra mundial, la tesis que Mackinder
desarrolló en torno a la primera guerra mundial vuelve a tener hoy
vigencia, aunque sea a partir de nuevos criterios. Lo que Mackinder
denominó ´Isla Mundial´ estaba conformada por Europa, Asia y África. El
´Heartland´ comprendía al territorio desde el Volga ruso en Europa hasta
Siberia oriental y desde los gélidos mares del Ártico, hasta las
llanuras de Irán al Sur. Mackinder estimaba que quien controlara Europa
oriental dominaría el ´Heartland´ y quien controlara el ´Heartland´
dominaría la ´Isla Mundial´ y, por ende, quien controlara la ´Isla
Mundial´ dominaría el mundo. Los criterios estratégicos de aquel
entonces puedan haber sido otros y básicamente en términos militares,
pero la tesis vuelva a tener otra vez actualidad. El mayor peso en el
conjunto tal vez ya no está en Rusia, sino en China (Vea Alfredo
Portillo, "Una aproximación a las visiones geopolíticas globales",
Revista Geográfica Venezolana, Vol. 45(2) 2004).
Hoy la amenaza de un ataque nuclear a Irán está como una opción clara
sobre la mesa. Matthew Kroenig en su artículo “Time to attack Irán”
publicado en la revista Foreign Affairs de enero febrero de 2012, no
deja ninguna duda al recomendar de “atacar ahora o sufrir después” (strike now or suffer later).
China y Rusia han dejado ninguna duda que responderán ante este hecho.
En semejante escenario plantear la ética del bien común deja de ser un
planteamiento idealista. La ética del bien común surge como consecuencia
de la experiencia de sufrimiento por los afectados, o sea, debido a las
consecuencias desastrosas que el mercado totalizado y una nueva guerra
mundial producen en la vida humana y natural. La ética del bien común
opera, entonces, desde el interior de la realidad. No se trata de una
ética exterior derivada de alguna esencia humana. En esencia es una
ética de la resistencia (Ver, Hinkelammert, 2002:99).
Ante la actual amenaza totalizadora debemos apelar a la conciencia de
que nadie puede vivir si no puede vivir el “otro” (la otra cultura, la
otra nación, la otra raza, el otro sexo, la otra persona, la naturaleza
fuera de mí). Esta ética solidaria, sin embargo, también se produce al
interior de la realidad. Aquí tampoco se trata de una ética exterior
derivada de alguna esencia humana. La humanidad, sin embargo, en
principio, es capaz de anticipar a los hechos. Hoy precisa más que nunca
apelar a esta conciencia preventiva, antes de sufrir las dolorosas
consecuencias de otra guerra mundial que parte de la ´ética´ del
“salvase quien pueda”. Si no hay lugar para mí como dominador en este
mundo, que no haya lugar entonces para nadie. El “salvase quien pueda”,
que está en la base de esta “ética”, no salvará a nadie pero generará un
sufrimiento insoportable para los pueblos del mundo. En medio de este
dolor se generará una resistencia mundial que deslegitimará al propio
sistema como lo hizo en las anteriores guerras mundiales. Esta vez, sin
embargo, esta deslegitimación será a escala global. Será el fin del
capitalismo, pero tal vez también para las mayorías de la humanidad. Es
preciso hoy apelar a la ética solidaria y a la paz como el máximo bien
común para la sobrevivencia de la humanidad (ver, Dierckxsens, 2003:
160).
La mira geopolítica, en otras palabras, está dirigida hacia China.
Nos preguntamos, para cerrar, cuán posible es una rebelión en China. En
un país con una dimensión demográfica tan grande como China, se requiere
una inversión mayor para lograr la generalización de las relaciones
asalariadas que en países más pequeños como Corea del Sur o Sri Lanka
por ejemplo. Esto no quiere decir que el factor demográfico sea
determinante para el desarrollo estancado de la relación salarial, pero
la magnitud demográfica de un país desempeña un rol que no podemos
subestimar. No es de esperar que en China o la India, con poblaciones de
más de mil millones de habitantes, ocurra un proceso de transición muy
rápido, aun cuando se observa un crecimiento elevado y sostenido durante
años de su economía. La OIT no brinda información estadística sobre la
población activa de estos dos países. Según una publicación llamada
"BRICS, Joint statistical publications", 2011, (www.stats.gov.cn), la
población económicamente activa de China es de 780 millones de personas,
de las cuáles 64% está ocupada en la agricultura y el 28% en la
industria. El 79% de la PEA tiene una edad entre 26 y 59 años, lo que
significa temporalmente un verdadero bono demográfico, que se debe a la
política de población de un solo hijo.
Aunque no disponemos de datos sobre la cantidad de población
asalariada, si tenemos información sobre la capacidad de reemplazo de la
fuerza de trabajo en China. El trabajo migrante que viene del campo ha
aumentado de manera significativa de 30 millones de trabajadores
migrantes en 1989 a más de 140 millones en 2008, lo que significa el 40%
de la PEA urbana, según "China’s National Bureau of Statistics"
(Boxun). Lo anterior significa un acelerado proceso de descomposición
del nexo no capitalista (en el campo) con abundantes oportunidades de
trabajo en el nexo capitalista en las ciudades. Los trabajadores
migrantes en China, como en todo lado, son relativamente mal pagados,
trabajan jornadas relativamente largas, bajo condiciones de trabajo
peligrosas y a menudo sin contrato de trabajo ni protección legal, es
decir, sin estabilidad laboral ni seguridad social. Mientras la economía
crece a dos dígitos, la generación de empleo formal es alta y
sostenida, la mencionada inestabilidad laboral se encuentra compensada
con abundantes nuevas oportunidades de trabajo. Cuando la economía
pierde ritmo, esas nuevas oportunidades de trabajo se ven reducidas y la
inestabilidad política podrá adquirir dimensiones importantes, como
parece darse recientemente.
La crisis financiera global ha significado una caída notoria en las
exportaciones chinas y ha golpeado sobre todo a los trabajadores
migrantes y lo hará aún más en el futuro al estallarse la burbuja
inmobiliaria que se generó en los últimos años también en China. El
desempleo repentino entre los trabajadores migrantes ha significado
inestabilidad social y una masiva migración de retorno a menudo
obligada, situación que sin dudas se agravará con la Gran Depresión del
Siglo XXI. El número de incidentes significativos (grandes
demostraciones, huelgas, manifestaciones) en China aumentó de 87 mil en
2005 a 280 mil en 2010. Los dos ejes de conflicto más importantes son:
disputas por la tierra, especialmente en torno al acaparamiento de
tierras y disputas laborales para combatir la privatización de las
empresas estatales. Podemos mencionar además que hay un movimiento en
ascenso en torno a la contaminación y la destrucción ambiental. Es
preciso saber en este contexto que dieciséis de las veinte ciudades más
contaminadas del mundo se ubican en China (John Bellamy Foster and
Robert W. McChesney, "The Global Stagnation and China", Review of the
month, volume 63, 2012)
Finalizamos con la pregunta de ¿cuán probable es un conflicto abierto
con Irán? El informe de GEAB 63 ve como antecedente inmediato el
colapso de los mercados financieros. En cuanto a dichos mercados, sin un
nuevo Quantitative Easing, con la recaída brutal en recesión de la
economía estadounidense, Wall Street arrastrará a todos los mercados
bursátiles mundiales hacia una nueva tormenta durante el verano de 2012,
porque no habrá flujo de liquidez para sostener las cotizaciones. Qué
tiene que ver con un ataque a Irán? El informe GEAB 63 toma en
consideración a los factores claves la Historia: los encadenamientos de
acontecimientos que los actores ya no dominan. Está el hecho que «los
dioses enloquecen a quienes quieren destruir», o más precisamente, la
arrogancia conduce a los poderosos a su propia perdición.
En resumidas cuentas, el informe de GEAB 63 estima la probabilidad de
un ataque a Irán durante el verano boreal de 2012 en 75%. Esto puede
parecer aberrante a la vista de los argumentos en contra tal
eventualidad. Una de las posibles respuestas de apoyo a Irán, entre
ellas de China, será golpear a Washington en el bolsillo, diversificando
masivamente sus activos en USD en otras divisas y anunciando con Moscú y
otros que dejan de comprar los títulos estadounidenses para no
financiar su máquina de guerra. Pero esta última posibilidad debe
considerarse incluso en un escenario sin conflicto militar, porque será
necesario hallar los argumentos para bloquear el paso hacia la guerra.
Así que, más que nunca, durante el año 2012, la geopolítica del Medio
Oriente pesará sobre USD y los Bonos del Tesoro.
Si los acontecimientos efectivamente se desarrollan, las primeras
víctimas colaterales de un ataque a Irán serán los mercados y las
instituciones financieras. Todas las plazas financieras del mundo árabe
(y de Israel) se desmoronarán en cadena así como las de los países
limítrofes (Turquía, Asia central). La explosión del precio del petróleo
estará acompañada por el agravamiento brutal de la economía mundial, ya
en plena recesión, que provocarán grandes bajas desde Shanghái a New
York pasando por todas las grandes plazas financieras europeas. Sólo la
América Latina podría salir del apuro ya que es la región menos envuelta
en este conflicto y sus consecuencias. Es el momento donde los pueblos
exclamarán la necesidad de buscar el Bien Común de la Paz para la
sobrevivencia de la Humanidad.
Otra Bibliografía
Dierckxsens Wim, 2011; Población, fuerza de trabajo y rebelión en el siglo XXI; ¿De las revueltas populares de 1848 en Europa a la rebelión mundial en 2011?, Ediciones Desde Abajo, Bogotá.
Dierckxsens Wim, 1981, Política y población, EDUCA, San José.
Observatorio Internacional de la Crisis, 2010, Siglo XXI: Crisis de una civilización; ¿Fin de la historia o el comienzo de otra historia?, Editorial DEI, San José.
OIT, 1990, Anuario Estadístico del Trabajo1945-1989, Ginebra.
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