Desde que Félix Baumgartner decidió saltar al vacio a una distancia de 39 kilometros de la superficie he venido pensando en la futilidad de la hazaña. Siempre he deseado escribir unos parrafos sobre el salto hacia el vacio dado por el "Daredevil" austriaco.Sin embargo he encontrado un trabajo escrito por el redactor de la pagina Pliego Suelto quien escribe bajo el pseudonimo "D" que quiero transcribir aqui por que es exactamente lo que pienso del salto del paracaidista austriaco. Esta tomado de un trabajo sobre Paul Virilio que se titula: "Paul Virilio: El accidente o el milagro a la inversa"
"El salto de Félix Baumgartner fue decepcionante. Cabían dos
posibilidades, la primera de las cuales todos anhelaban secretamente: el
accidente y sus variantes; la despresurización del traje, el
fallo en el mecanismo de abertura del paracaídas; en fin, que se
estrellara, que se desintegrara. La catástrofe es el desagüe emocional a
donde van a parar todas las pasiones enfrentadas ante un acontecimiento
de riesgo: algo tiene que llegar a su fin, sugiere la conciencia, y de una vez para siempre.
Baumgartner rompió la barrera del sonido y durante el tiempo en que se
escribe este artículo está haciendo rondas de entrevistas vendiendo la
proeza, con promotor comercial inclusive, ese que tendría que haber
cambiado de eslogan en caso de que el espectáculo hubiera sido
sangriento.
La otra posibilidad se observa mejor desde lo alto. La línea borrosa
de la atmósfera aparece más plana de lo que la ha visto jamás un hombre,
al menos en vivo. El hecho de que el vacío se abra sobre la
cabeza del saltador y, sin embargo, no ascienda, no salga proyectado
hacia el abismo, es la otra gran oportunidad perdida. Un hombre
geoestacionario grabando en directo un fallo de cálculo hubiera sido el
mayor éxito de audiencia de todos los tiempos. La humanidad a la deriva,
estupenda metáfora.
La situación es muy similar a la que padece Tántalo en el infierno:
ni comer fruta, ni beber agua. Ponga donde ponga los labios, nunca puede
satisfacer su apetito. Está atrapado en el punto exacto donde no hay
nada, salvo el agujero de su desesperación. Como el ser humano, que
sigue siendo, pese a todo, una criatura terrícola, asfixiándose en un
vasto desierto en el que la extinción biológica solo es el más visible y
vulgar de los síntomas. Pero Baumgartner parece haber lanzado un
desafío: un paso más y abandonamos este planeta. Este es el fin buscado, el apocalipsis, la desaparición del mundo y de su lógica gravitacional1.
Es posible que el planeta esté en declive, pero de la misma manera que
abunda en el arte —afirmaba Sábato—, en el análisis de este tiempo hay
también una literatura de la crisis."
No hay comentarios:
Publicar un comentario