Alvin Reyes
Uno
de los primeros indicios de que había problemas en la física clásica lo fue la
llamada catástrofe ultravioleta o catástrofe de Rayleigh-Jeans. Esta no es más
que un fallo de la física clásica al explicar la emisión electromagnética de un
cuerpo en equilibrio térmico con el ambiente. La curva que predecía la
radiación emitida por un cuerpo negro derivada de la ecuación de Rayleigh-Jeans se ajustaba muy bien a la curva real para
longitudes de onda largas, pero para longitudes de onda cortas divergía de una
forma exagerada: no es que fuera algo diferente, es que era totalmente
imposible (http://elfisicoloco.blogspot.com/2013/03/catastrofe-ultravioleta.html).
Esta divergencia provoco un terremoto en la física hasta que Max Planck propuso
los postulados que dieron origen a la mecánica cuántica.
La analogía que voy a usar ahora puede parecer un tanto forzada pero
dada mi incapacidad para interpretar el mundo de una mejor manera echo mano de
la única comparación posible que se me ocurre para lo que estamos viendo en el
mundo hoy en materia social, filosófica,
histórica o política. Veamos algunos hechos que han ido asaltando el mundo en
los últimos años. El orden no es cronológico.
· El
renacimiento de Rusia como una potencia de primer orden político y militar.
· La
expansión de la economía China por todos
los océanos.
· El
acercamiento de estas dos potencias, distinto a lo ocurrido durante la Guerra
Fria.
· El
acelerado deterioro del medio ambiente.
· El
advenimiento del Internet y el establecimiento de las redes sociales como medio
de expresión de la sociedad (Amen de otras implicaciones nos referimos aquí a
la oportunidad, nunca antes vista, de la gente poder expresar y difundir sus
ideas).
· La victoria
de Trump.
· La muerte
de Fidel.
· El abandono
por parte de la gente de las escuelas de filosofía (¿Podemos hablar de muerte
de la filosofía?
Estos acontecimientos y muchos otros han tambaleado las creencias de
muchos que aun intentan seguir explicando el presente y el futuro con
ecuaciones del pasado. Tal como le pasó a la ecuación de Rayleigh-Jeans los fundamentos del pensamiento
sociológico y filosófico de décadas atrás han quedado agotados, inservibles a
la hora de explicar los fenómenos que están ocurriendo y los que vendrán.
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