Por JOSÉ LUIS BARBERÍA / AURORA INTXAUSTI
Publicado en El Pais
Los economistas americanos Paul Krugman y Jeremy Rifkin afirman que en un periodo' corto de tiempo el proceso tecnológico condenará a la miseria a millones de trabajadores y que los beneficios que se deriven de ello van a incrementar las diferencias y que esa situación es imparable. Krugman cree que es difícil saber qué va suceder con toda esa masa social que se va quedar atrapada en la miseria. Arribos economistas, de gran influencia mundial, han participado en una jornadas sobre empleo en San Sebastián y divergen sobre: el reparto del trabajo
Según Krugman, "el futuro es impredecible por definción, pero, en
cualquier caso, tampoco podemos perder de vista que desde que comenzó la
revolución industrial en Inglaterra, en 1890, hasta que tropezaron a
notarse las mejoras tecnológicas pasaron un total de 50 año".Krugman que
se define como un liberal norteamericano considera que los sindicatos
son una parte del problema del aumento del desempleo y no una parte de
la solución. Rifkin asegura que las nuevas tecnologías están liberando a
millones de personas del mercado laboral y que es necesario aprovechar
esa nueva revolución para que los trabajadores consigan mejoras sociales
y reduzcan su jornada laboral.
Los economistas Paul Krugman y Jeremy Rifkin han participado en las
jornadas que durante tres días se han celebrado en San Sebastián sobre Empleo y Tiempo de Trabajo: El reto de fin de siglo.
Krugman propone frente al mercado laboral actual un tercer modelo que
recoja la flexibilidad del mercado anglosajón y la cobertura laboral
sanitaria europea. Rifkin apuesta por la reducción de la jornada laboral
a 30 horas con el mismo salario y cree que los nuevos empleos que están
surgiendo no son para todos porque esos nuevos trabajos son muy
cualificados.
Considera que los datos sobre el desempleo, 5,6% de la poblaIción, en
EE.UU son ficticios porque hay. entre 5 y 6 millones de personas
denominadas "desaparecidas" que no entran en las estadísticas.
El profesor Paul Krugman es asesor del Fondo Monetario Internacional y
de la Comisión Trilateral y es calificado como uno de los economistas
más considerados de la esfera internacional y un autor prolijo que se ha
granjeado los parabienes de las publicaciones especializadas.
Jeremy Rifkin es en gran parte responsable de la política pública de
la América de Clinton y es autor de una docena de libros sobre
tendencias económicas y temas relacionados con la ciencia la tecnología y
la cultura.
Jeremy Rifkin es partidario del reparto de trabajo como una de los
métodos de descenso del desempleo y cree que el verdadero problema es el
convencer al empresario de reducir el tiempo de jornada laboral,
aumentar el salario y los benficios sociales. "Todo ello es posible y se
puede demostrar. Elay que mantener el poder adquisitivo de la gente ya
que si éste baja va haber menos gente que compre sus productos.
Reducción de jornada
En Francia, y Alemania hay grandes empresas que han reducido la
jornada laboral y el sistema está funcionando, sin problemas", indicó.
Paul Krugman afirma al respecto que no se puede hacer una idea de lo que
eso significa porque en Estados Unidos nunca se ha pensado realmente en
su aplicación "es posible que en situaciones de fuerte declive
industrial pueda hacerse algo de eso para aliviar la situación pero me
temo que el reparto de trabajo está basado en una imagen no muy real de
lo que es la economía. Tengo la impresión de que la reducción del tiempo
de trabajo no significaría la reducción de los salarios y por tanto
aumentaría el coste de trabajo".El profesor Paul Krugman defiende la
flexibilidad del mercado de trabajo anglosajón y cita constantemente la
baja tasa de desempleo que existe en Estados Unidos frente a las cifras
de los países europeos aunque asegura que le preocupa el número de
parados que hay en su país y los salarios tan bajos que se están dando.
Jeremy Rifkin asegura que las cifras del 5,6% de desempleo no son
reales porque en EE.UU hay millones de personas que han dejado de buscar
empleo y si no buscas empleo no entras en las estadísticas. Las cifras
verdaderas, según Rifkin, es que el índice de desempleo es del 14%
porque hay de 5 a 6 millones de personas que se encuentran en lo que se
denomina los "desaparecidos" y no cuentan en la economía del país.
Ni Rificin ni Krugman creen que los modelos laborales anglosajón y
europeo puedan solucionar el problema del desempleo y ambas apuestan por
formulas diferentes. El profesor Paul Krugman prefiere pensar que hay
"un tercer modelo superador de los otros dos, un modelo en el que todo
el mundo pudiera tener asegurada la sanidad y disponer de mayores
prestaciones sociales dentro de un modelo que, como el americano,
debería ser más flexible. Hoy aunque los dos sistemas están en crisis el
modelo europeo es el que tiene mayores dificultades", indicó.
El economista Rifkin apuesta por la creación de un tercer sector en
el que estaría enmarcada la sociedad civil en la que están incluídas
todas las organizaciones no gubernamentales que cumplen una serie de
funciones sin cuyo servicio se poduciría un Verdadero colapso.
Pagar cuotas
"El mercado laboral para las nuevas generaciones tiene que venir por
ese tipo de organizaciones que cumplen un servicio para el Estado. El
Gobierno tiene que pagar cuotas que podría venir los impuestos a las
nuevas tecnologías. Más vale destinar el dinero a esas organizaciones
que a la construcción de cárceles", señala.Rifkin cree que si los
Gobiernos de los distintos países no se empiezan a replantear en serio
el futuro del trabajo dentro de diez años el problema puede ser grave y
hoy día un síntoma de todo ello es el resurgir en América y Europa del
neofascismo.
Por su parte, el sociólogo francés Alain Touraine cree que el mercado
laboral no será capaz por sí sólo de generar todo el nuevo empleo que
será posible crear en Europa en los próximos años y por ello existen
incertidumbres sobre el mercado del empleo.
Touraine considera que la explicación del problema del desempleo y la
escasez de trabajo tiene una explicación sencilla y es que en los
últimos cuarenta años se ha incrementado mucho la productividad de las
empresas y no se ha reducido el tiempo de trabajo.
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