miércoles, 26 de marzo de 2014

“Internet se vendrá abajo y viviremos oleadas de pánico”

Publicado originalmente por El Pais. Reproducido sin permiso.

Dan Dennett (Boston, 1942) es un hombre pausado. Con barba blanca, aspecto de catedrático entrañable y andares tranquilos, nadie esperaba cuando subía los escalones hacía el escenario del TED que el muy respetado filósofo estadounidense estaba a punto de soltar una andanada que resuena aún por los pasillos del teatro construido por el arquitecto David Rockwell: “Internet se vendrá abajo y cuando lo haga viviremos oleadas de pánico mundial. Nuestra única posibilidad es sobrevivir a las primeras 48 horas. Para eso hemos de construir —si se me permite la analogía— un bote salvavidas”.
Los botes salvavidas son, según Dennett, el antiguo tejido social de organizaciones de todo tipo y pelaje que se han visto (casi) aniquilados con la llegada de Internet. “Algunas tecnologías nos han hecho dependientes e Internet es el máximo ejemplo de ello: todo depende de la red. ¿Qué pasaría si se viniera abajo? No puedo hablar por España pero en Estados Unidos todo se iría a pique en cuestión de horas. Imagínate: te levantas y la tele no funciona. Obviamente no tienes línea en el móvil. No te atreves a coger el coche porque no sabes si ese va a ser tu último deposito de gasolina y los únicos que se han preparado para ello son todos esos chalados que construyen bunkers y almacenan armas. ¿De verdad queremos que ellos sean nuestra última esperanza?”. Dennett, famoso por sus teorías sobre la conciencia y la evolución, y considerado como uno de los grandes teóricos del ateísmo, no mantiene —según explica a este diario— un tono alarmista, y tampoco quiere ser acusado de catastrofista: “Lo que digo no tiene nada de apocalíptico, puedes hablar con cualquier experto y te dirá lo mismo que yo, que es cuestión de tiempo que la red caiga. Lo único que digo es que deberíamos prepararnos: antes solía haber clubes sociales, congregaciones, iglesias, etcétera. Todo eso ha desaparecido o va a desaparecer. Si tuviéramos otra red humana a punto... Si supieras que puedes confiar en alguien, en tu vecino, en tu grupo de amigos, porque habéis previsto la situación, ¿no estarías más tranquilo?”, pregunta Dennett, sentado en una silla y mesándose la barba mientras mastica cada palabra.
El filósofo lo tiene claro: “Internet es maravillosa pero tenemos que pensar que nunca hemos sido tan dependientes de algo. Jamás. Si lo piensas, es bastante irónico que lo que nos ha traído hasta aquí nos pueda llevar de vuelta a la edad de piedra”, argumenta.
El profesor en la universidad de Tuft, considerado dueño de una de las mentes más brillantes de las últimas décadas, tiene claro cómo hemos llegado hasta aquí: “Desde la invención de la agricultura, hace 10.000 años, la cultura ha evolucionado de un modo puramente darwiniano pero la llegada de la tecnología ha acelerado ese proceso hasta un punto impredecible. ¿Quién compra música ahora? ¿Y libros? Lo mismo puede decirse del cine o de cualquier otra disciplina artística. El rol de la cultura ha cambiado completamente, exactamente lo mismo que pasa con la religión. Y la tecnología tiene un papel muy relevante en todo esto”.

Y se pregunta: “¿Tiene esto solución?”. Y se responde: “Por supuesto, los humanos somos increíbles previniendo catástrofes. Lo que pasa es que nadie recibe una medalla por algo que no ha pasado. Los héroes son siempre los que actúan a posteriori, pero no tengo ninguna duda de que la humanidad sabrá prepararse para lo que está por llegar. Hay un 20% de posibilidades de que esté equivocado, también podemos agarrarnos a eso”.

domingo, 16 de marzo de 2014

El hombre nunca será superado por las máquinas

Por Maria Ibañez y Jesus Jimenez. Publicado en Actualidad RT
 


Ya hace años que la Inteligencia Artificial persigue emular las capacidades del ser humano a través de la tecnología. Esta disciplina ha aportado grandes avances tecnológicos, muy útiles y beneficiosos, en diferentes campos. También estos avances han dado lugar a usos perjudiciales de esas mismas tecnologías.

Pero ahora, algunos expertos en IA, como ya ocurrió en los años 80, auguran que las máquinas llegarán a superar al ser humano. Creen que la construcción de máquinas basadas en un hardware tan sofisticado que pueda efectuar un billón de operaciones por segundo, hará que dichas máquinas estén en condiciones de superar a la inteligencia humana. 

Ante el fracaso de hacer un software equivalente a las capacidades del ser humano, ahora se propugna que es el hardware lo que hará posible que la máquina supere al hombre…, llegando a “evolucionar” y creándose a sí misma su propio software y hardware cada vez más evolucionados, hasta llegar a un punto que escapará a las capacidades de los humanos. Denominan a este hecho “singularidad tecnológica”. Afirman incluso que estas máquinas llegarán a despertar como una entidad autoconsciente. Esto es, desde el punto de vista psicológico, sencillamente ridículo.

Y aunque no ponemos en duda los beneficios que puedan tener los avances tecnológicos futuros, que nos continuarán sorprendiendo en los próximos años, son tantos los errores conceptuales sobre el ser humano en estas teorías sobre IA, que daría para escribir un libro.

  No confundir inteligencia con capacidad técnica
 
Un simple análisis de la estructura psicológica del ser humano nos muestra que una máquina nunca podrá superarnos en inteligencia, motivación, altruismo, sentimientos, creatividad, conciencia, es decir, en las cualidades más elevadas del ser humano. En fuerza sí, en velocidad de cálculo sí, en precisión sí, en inteligencia nunca.

Así, dotar a un robot de sensores que detecten su propio bajo nivel de energía, no se puede equiparar con la interocepción humana. A una reacción programada para ejecutarse a un nivel crítico de energía para mantener en funcionamiento el sistema, no se le puede llamar “tener miedo”. A programas para evitar situaciones que puedan dañar al robot no se les puede llamar “dolor” o “sufrimiento físico”. A sistemas complejos de análisis de datos, de fuentes internas o externas, aunque tengan innumerables variables y tipos de respuesta, no se les puede llamar “razonamiento”, y mucho menos “inteligencia”.

Captar datos del entorno a través de sensores no es “percibir la realidad”. Tampoco se puede denominar “toma de decisiones” a una respuesta derivada de un algoritmo matemático en función de unos datos. Ni se puede equiparar la posibilidad de que el sistema mejore su adecuación de respuesta, teniendo en cuenta ensayos y errores previos con el aprendizaje humano. Sin mencionar los aspectos lingüísticos ni el sentido común.

Un robot nunca tendrá sentimientos, ni motivaciones, ni intenciones. Decir esto manifiesta un gran desconocimiento de la naturaleza humana. Dotar de dientes artificiales a un robot y que los muestre, no es lo mismo que sonreír, mucho menos sentir alegría.

Imitar el comportamiento humano no es ser un humano

Este cúmulo de pretensiones, de distorsiones del lenguaje y de la realidad, ha llevado a estos ilógicos vaticinios. Imitar el comportamiento humano no es ser un humano. Y por muy sofisticada que sea la imitación, no dejara de ser eso, una imitación.

Simplificando, podemos entender claramente que la máquina se basa siempre en capacidad de memoria y velocidad de procesamiento, es decir, procedimientos mecánicos en un sentido amplio. La computación, por compleja que sea, se basa en procesos mecánicos. Por tanto, las máquinas podrán ser más eficientes en todo aquello que precise capacidades mecánicas, como en el caso de una supercomputadora o el vehículo explorador de Marte Curiosity.

Pero el ser humano es mucho más que eso.  Y aunque aún debemos aprender a solucionar nuestros errores psicológicos, como la competencia, el odio, el miedo y todo lo que nos impide colaborar y vivir en paz unos con otros..., eso es parte de nuestra evolución, evolución psicológica principalmente.

En este sentido, las actividades más elevadas y fructíferas del ser humano requieren la capacidad de prestar atención, tanto interna como externa, y ésta no consiste en recoger datos. La conciencia humana tiene la capacidad de comprender, inventar, captar, intuir,  percibir, aprender, encontrar soluciones creativas, sentir agradecimiento, bondad, compasión, empatía…, y éstas son cosas que nunca podrá hacer una máquina. 

Psicólogo Clínico y Psicoterapeuta, escritores. María Ibáñez y Jesús Jiménez.
Twitter: @MariaIyJesusJ
Facebook: María Ibáñez y Jesús Jiménez


                                                                                                         
 

Ya hace años que la Inteligencia Artificial persigue emular las capacidades del ser humano a través de la tecnología. Esta disciplina ha aportado grandes avances tecnológicos, muy útiles y beneficiosos, en diferentes campos. También estos avances han dado lugar a usos perjudiciales de esas mismas tecnologías.

Pero ahora, algunos expertos en IA, como ya ocurrió en los años 80, auguran que las máquinas llegarán a superar al ser humano. Creen que la construcción de máquinas basadas en un hardware tan sofisticado que pueda efectuar un billón de operaciones por segundo, hará que dichas máquinas estén en condiciones de superar a la inteligencia humana. 

Ante el fracaso de hacer un software equivalente a las capacidades del ser humano, ahora se propugna que es el hardware lo que hará posible que la máquina supere al hombre…, llegando a “evolucionar” y creándose a sí misma su propio software y hardware cada vez más evolucionados, hasta llegar a un punto que escapará a las capacidades de los humanos. Denominan a este hecho “singularidad tecnológica”. Afirman incluso que estas máquinas llegarán a despertar como una entidad autoconsciente. Esto es, desde el punto de vista psicológico, sencillamente ridículo.

Y aunque no ponemos en duda los beneficios que puedan tener los avances tecnológicos futuros, que nos continuarán sorprendiendo en los próximos años, son tantos los errores conceptuales sobre el ser humano en estas teorías sobre IA, que daría para escribir un libro.

 


No confundir inteligencia con capacidad técnica
 
Un simple análisis de la estructura psicológica del ser humano nos muestra que una máquina nunca podrá superarnos en inteligencia, motivación, altruismo, sentimientos, creatividad, conciencia, es decir, en las cualidades más elevadas del ser humano. En fuerza sí, en velocidad de cálculo sí, en precisión sí, en inteligencia nunca.

Así, dotar a un robot de sensores que detecten su propio bajo nivel de energía, no se puede equiparar con la interocepción humana. A una reacción programada para ejecutarse a un nivel crítico de energía para mantener en funcionamiento el sistema, no se le puede llamar “tener miedo”. A programas para evitar situaciones que puedan dañar al robot no se les puede llamar “dolor” o “sufrimiento físico”. A sistemas complejos de análisis de datos, de fuentes internas o externas, aunque tengan innumerables variables y tipos de respuesta, no se les puede llamar “razonamiento”, y mucho menos “inteligencia”.

Captar datos del entorno a través de sensores no es “percibir la realidad”. Tampoco se puede denominar “toma de decisiones” a una respuesta derivada de un algoritmo matemático en función de unos datos. Ni se puede equiparar la posibilidad de que el sistema mejore su adecuación de respuesta, teniendo en cuenta ensayos y errores previos con el aprendizaje humano. Sin mencionar los aspectos lingüísticos ni el sentido común.

Un robot nunca tendrá sentimientos, ni motivaciones, ni intenciones. Decir esto manifiesta un gran desconocimiento de la naturaleza humana. Dotar de dientes artificiales a un robot y que los muestre, no es lo mismo que sonreír, mucho menos sentir alegría.

Imitar el comportamiento humano no es ser un humano

Este cúmulo de pretensiones, de distorsiones del lenguaje y de la realidad, ha llevado a estos ilógicos vaticinios. Imitar el comportamiento humano no es ser un humano. Y por muy sofisticada que sea la imitación, no dejara de ser eso, una imitación.

Simplificando, podemos entender claramente que la máquina se basa siempre en capacidad de memoria y velocidad de procesamiento, es decir, procedimientos mecánicos en un sentido amplio. La computación, por compleja que sea, se basa en procesos mecánicos. Por tanto, las máquinas podrán ser más eficientes en todo aquello que precise capacidades mecánicas, como en el caso de una supercomputadora o el vehículo explorador de Marte Curiosity.

Pero el ser humano es mucho más que eso.  Y aunque aún debemos aprender a solucionar nuestros errores psicológicos, como la competencia, el odio, el miedo y todo lo que nos impide colaborar y vivir en paz unos con otros..., eso es parte de nuestra evolución, evolución psicológica principalmente.

En este sentido, las actividades más elevadas y fructíferas del ser humano requieren la capacidad de prestar atención, tanto interna como externa, y ésta no consiste en recoger datos. La conciencia humana tiene la capacidad de comprender, inventar, captar, intuir,  percibir, aprender, encontrar soluciones creativas, sentir agradecimiento, bondad, compasión, empatía…, y éstas son cosas que nunca podrá hacer una máquina.

Psicólogo Clínico y Psicoterapeuta, escritores. María Ibáñez y Jesús Jiménez.
Twitter: @MariaIyJesusJ
Facebook: María Ibáñez y Jesús Jiménez


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/blogueros/mente-y-actualidad/view/121376-hombre-sera-superado-maquinas

sábado, 8 de marzo de 2014

DRONES


Alvin Reyes
“The Bureau of Investigative Journalism estimates
that nearly 4,000 total casualties have resulted from
U.S. drone strikes in Pakistan, Yemen, and Somalia.
As many as 954 have been civilians, and as many as  225 have been children. “

La pequeña Mahtab estaba alegre. Aprendía  a dibujar rápidamente y su maestra le había elogiado los dibujos que realizó de algunos paisajes. La  maestra estaba contenta y seguramente también Ala, la paz sea con él, estaría contento. Con  toda esa alegría a cuesta subió corriendo el pequeño promontorio que estaba frente a su casa en las afueras de Anghar. Era su lugar favorito porque desde ahi podía ver todas las casuchas del poblado en panorámica. Subida en el promontorio se imaginaba que era una princesa que, montada en gran carroza, gobernaba todo el pueblo para la gloria de Ala, la paz sea con él.

Tomó una pequeña rama del suelo y realizó trazos sobre la tierra, trazos que semejaban el castillo que ella ocuparía, dibujó también una carroza en la que ella recorrería las calles de su pueblo para ser aclamada como soberana por todos los ciudadanos. Luego,  unas voces la distrajeron. Era su padre que llegaba.  No venía solo, le acompañaban unos hombres, algunos de los cuales conocía. Estaba su tío Ehsaan, y también reconoció a su primo Fawad, el resto no los conocía de nombre pero los había visto varias veces.

No era la primera vez que se reunían en su casa. Cuando estos hombres venían, todos con sus miradas serias, las mujeres y los niños salían de la casa y los hombres se quedaban en ella conversando.  A veces venían hombres desconocidos para todos. Llegaban con su tío Ehsaan o con su primo Fawad y se reunían por varias horas. Después se despedían con muchos abrazos y ya no los volvía a ver. Otras veces era su padre el que se iba por largo tiempo. Durante su ausencia de vez en cuando su tío o su primo iban por la casa, preguntaban como estaban, dejaban algo de alimento y se iban.

Mahtab los vio entrar en la vivienda y luego vio a su madre salir con su hermanito en brazos. Desde la altura de su trono veía a su madre entrar a una de las casas vecinas donde otras mujeres charlaban amigablemente.

Luego de un rato se olvidó de la casa, de los hombres, de las mujeres, de su hermanito y se concentró de nuevo en sus fantasías de princesa. Correteó un rato por el promontorio y luego se quedó mirando el horizonte. Entonces lo vio. En la lejanía del cielo apareció un destello. Un punto luminoso entre el azul del cielo de la tarde que caía sobre Anghar. Curiosa, se quedó mirando el destello que parecía crecer a ratos. Sí. El destello se iba acercando. Ya no era solo un destello podía ver su metálico gris recortarse sobre el azul. ¿Que era aquello? En su fantasía llegó a creer que era un ángel de Ala, la paz sea con él, que venía a que le mostrara sus dibujos. A medida que la forma metálica se acercaba el viento le trajo el rumor de un estruendo, un sonido cortante que rompía el tedio de la tarde.

Unos segundos después ya podía ver perfectamente el contorno de la nave que se acercaba y en un acto espontaneo levantó sus brazos para decir adiós a quienes iban en el artefacto. Y luego, un segundo después, escuchó el estruendo. Sintió el promontorio hundirse bajo sus pies. Y la tibieza de la tarde se convirtió en calor y fuego. Las casas al pie de la pequeña colina se consumieron en un océano de fuego y las llamas devoraron sus dibujos y sus sueños.


Lo que acaban de leer es completamente ficticio, excepto el nombre del pueblo de Anghar, todo lo demás es producto de mi imaginación. Pero, cuanta veces se repetirá este hecho? Tiene una nación, un Estado derecho a decidir que para capturar o matar un enemigo no importa que este se encuentre en una boda, en un cumpleaños, con sus hijos?

 Vamos a estar claros en algo para que no se nos malinterprete  si una persona se coloca un chaleco lleno de bombas y se mete a una cafetería y se vuela junto con decenas de inocentes eso es terrorismo y es un crimen.  Pero así mismo lanzar un vehículo no tripulado, un robot, contra, como ocurrió el 12  de diciembre del 2013 en la ciudad de Radda en Yemen donde un Drone lanzo dos misiles contra un caravana de 60 personas que iban a una boda, eso también es terrorismo. Es además una violación de las leyes internacionales por cuanto no se ha declarado la guerra para lanzar ataques en ese país por cuanto “Las Naciones Unidas han declarado que con el uso de ataques con aviones no tripulados en Pakistán EE.UU. viola el derecho internacional y es una amenaza para los derechos humanos, no sólo a causa de la cantidad de víctimas que causan los drones, sino también debido a que el gobierno paquistaní no consiente con los ataques con drones. El Relator Especial de Naciones Unidas para la Lucha contra el Terrorismo y Derechos Humanos, Ben Emmerson, emitió un comunicado expresando que el Gobierno de Pakistán "considera los ataques aéreos estadounidenses contraproducentes, contrarios al derecho internacional, y una violación de la soberanía y la integridad territorial de Pakistán.” (http://droneswatch.org/fact-sheets-flyers/)

Para el soldado en tierra que opera el UAV (Unmanned Aerial Vehicle) es quizá solo un juego, un Nintendo. Su presencia lejana lo hace inmune al horror que desata su juguete, pero para todas las pequeñas Mahtab de Pakistán, Yemen, Somalia, etc. ha sido muerte y para los inocentes TERROR.