jueves, 22 de noviembre de 2012

El Habitante de la Máquina

Por Alvin Reyes




En trabajos anteriores hemos definido maquina no en el sentido de un instrumento de trabajo o de un artilugio técnico. La máquina es un sistema, no, la maquina es el sistema. Lewis Mumford definió la primera gran máquina que surgió en la era de las pirámides como la megamáquina, una “maquina invisible” hecha puramente de partes humanas intercambiables.
  
Hombres de facultades ordinarias y que sólo contaban con su fuerza muscular y su destreza, fueron capaces de realizar amplísima variedad de tareas, desde la alfarería hasta los tejidos, sin más dirección externa ni otra guía científica que las ya circulantes en las tradiciones comunes y en cada comunidad local. Pero lo que hizo la megamáquina fue muy diferente. Sólo los reyes, asistidos por las disciplinas de las ciencias astronómicas y respaldados por las sanciones de la religión, tenían capacidad suficiente para juntar y dirigir esa megamáquina, que era una estructura invisible, compuesta de partes humanas, vivas, pero rígidas, aplicada cada cual a su tarea específica, a su trabajo, a su función, para realizar entre todas las inmensas obras y los grandiosos designios de tan enorme organización colectiva. Al principio, ningún jefe inferior pudo organizar la megamáquina ni ponerla en funcionamiento; y aunque la afirmación absoluta del poder real continuaba actuando como sanción sobrenatural, ni la monarquía misma habría prevalecido tan ampliamente si sus propias pretensiones no hubieran sido ratificadas por  los colosales logros de dicha megamáquina.” (Lewis Mumford. The Myth of the Machine: Technics and Human Development. Harcourt; 1st edition.1967)

 Esta megamáquina se alimentaba de la esclavitud y de la conscripción, lo que se lograba no sin gran esfuerzo y a lo largo de la historia están los ejemplos de rebeliones de esclavos, desde los judíos en Egipto y Babilonia pasando por la rebelión de Euno en Sicilia.

Las partes humanas que componían la megamáquina eran, por naturaleza, imperfectas; en consecuencia: no se podía confiar en ellas del todo, y menos mecánicamente. Hasta que pudieran hacerse en cantidad suficiente auténticas Máquinas de madera y de metal, que ocuparon el puesto de la mayoría de los componentes humanos, la megamáquina siempre resultó vulnerable.” (Lewis Mumford. The Myth of the Machine: Technics and Human Development. Harcourt; 1st edition.1967).

Con el avance de la ciencia y de la tecnología la megamáquina fue sustituyendo sus piezas humanas por piezas mecánicas. Toda esta tecnología, toda la sustitución de las partes humanas móviles por partes mecánicas no ha servido para liberar al hombre de la esclavitud de la máquina. En este estadio “superior” de la “civilización humana” estamos asistiendo, a lo largo de muchas décadas, al dominio de la máquina. Se vive, se trabaja por y al servicio de la máquina. Por vía de consecuencia, aunque los humanos no seamos ya parte del engranaje físico de la máquina, mantenemos la maquina en funcionamiento.

Esta megamáquina actual para continuar su movimiento perpetuo requiere de un tipo especial de ciudadano: El habitante de la máquina.

Usted.

Para que este ciudadano, este habitante sea útil a la maquina debe cumplir a cabalidad con sus funciones.

Educación.

El habitante de la maquina debe aceptar como bueno y valido los preceptos establecidos por la máquina de la educación, esto es, por ejemplo: en el “nuevo mundo” no hubo conquista, colonización y exterminio si no un encuentro entre dos “culturas” que trajo como consecuencia que los indígenas “barbaros” de estas tierras recibieran como recompensa su paso a un estado más avanzado del desarrollo humano que se llama civilización. Túpac Amaru y Gerónimo eran remanentes de un  orden que se resistía a aceptar el futuro y el progreso: el dominio del oro, el papel moneda y el caballo de hierro.

Es importante que un ciudadano de la maquina crea, afirme y repita esta concepción de la historia.

Inconformismo y moda.

Es importante, pero extremadamente importante que la maquina se mantenga en movimiento perpetuo, violando la segunda ley de la termodinámica, para eso se necesita un ciudadano inconforme. Un ciudadano que este siempre deseoso de recibir nuevos estilos, nuevos placeres a través del lujo, por eso la maquina ha hecho un gran esfuerzo en democratizar el lujo. En palabras de Gilles Lipovetsky: “Es innegable que existe una tendencia a la democratización del lujo en los pequeños accesorios, los perfumes, las cosas de baño, todo eso está ampliamente democratizado, pero cuando uno habla de democratización del lujo es algo que uno tiene que repensar. Cuando uno es pobre o de clase media no considera el lujo como una opción. Soy de un medio muy modesto y cuando era joven no sabía nada del tema del lujo. Hoy, en cambio, no hay un joven que no conozca las marcas de lujo. Hay una democratización de los nombres y las marcas, ellos los conocen porque los ven en los medios, entonces existe el deseo de esa apropiación”. ( http://www.analitica.com/va/arte/oya/6062820.asp)

Al prometer placer infinito la maquina se permite mantenerse en funcionamiento, por lo tanto un buen ciudadano modelo debe de ser inconforme y siempre desear más. Si usted tiene varios pares de zapatos y sale un estilo de moda nuevo, siempre habrá alguien que necesite, regale sus “viejos” zapatos y cómprese los nuevos. La maquina seguirá respirando y así el año que viene o en seis meses lo sorprenderá con unas zapatillas de ensueño que solo podrán ser creadas con el aliciente que el habitante de la maquina las estará soñando antes de ser creadas.

Repetimos aquí, a riesgo de parecer reiterativos, para que quede como advertencia el habitante de la maquina no puede ser un conformista. No es posible que usted posea un Ipad 2 cuando ya está el 3 en el mercado. Usted debe ser el motor, debe hacer lo necesario para mantener el ritmo de desarrollo de la maquina no importa que su auto 2005 este en buenas condiciones, su deber es cambiar al modelo 2012, piense en las fábricas de autos detenidas por su conservadurismo.


Entretenimiento y deporte

La máquina del entrenamiento depende mucho de la colaboración del ciudadano de la máquina. Que usted no ha visto el último bodrio de Adam Sandler, usted no coopera con la máquina. Su deber es ir todas las semanas a llenarse el cerebro con las boberías de los guionistas, recuerde la calidad de la película no importa, total es para entretenerse. El habitante de la maquina no piensa, solo ejecuta y consume. Con consumir basta, la maquina hace el resto por usted. Como es posible que después de una semana de trabajo usted todavía tenga que sentarse a desenredar una trama complicada. No. Los guionistas de la maquina son tan buenos que se lo dan todo servido, usted solo debe sentarse y gozar. Ah! Y no olvide los “snacks” dentro del cine. Ningún habitante de la maquina va al cine y se sienta y ya. No, refrescos y pop corns, es una buena combinación. Dañina, eso sí, pero ya la maquina inventó el Sal Andrews. No se ocupe.

La máquina deportiva requiere de un tipo especial de fanático. Vamos a tomar el ejemplo de la FIFA. Usted debe apoyar a Brasil o a la Roja española, esas son las que están vendiendo ahora. Que usted le gusta la selección de Ghana. Por favor. Costa de
Marfil, bueno hay esta Drogba, pero no basta para vender. Lo suyo debe ir de acuerdo con el impulso de la moda y los tiempos, aunque sea deporte recuerde que para la maquina poder brindarle buenos partidos necesita dinero y el dinero lo da la publicidad y si Messi y Ronaldo venden, será Messi y Ronaldo y Alex Rodríguez y Michael Schumacher. Quién?  Nikki Lauda?. Usted es un nostálgico.  

Crédito y maquina

Como le decíamos anteriormente la maquina piensa por usted. Si está pensando en que el lujo, los autos y todas esas cosas no están al alcance de su mano, olvídese para eso se inventó el crédito. Que usted lo desea? téngalo ahora y pague después. El habitante de la maquina debe ser un deudor a perpetuidad, su primera PC 50 % de inicial. Su primer auto 30 % de inicial, su casa 10 %. Y después que la casa esta paga que cree: la máquina le da dinero por ella usted cambia su carro y se queda con la casa pagando una suma mensual. Pero esos son solo pequeños ejemplos. El habitante de la maquina tiene crédito ilimitado para todo: perfumes, laptops, ipads, celulares, tablets, viajes, etc. Infinitos sus deseos. Infinito el crédito.

Máquina y guerra

El habitante de la maquina tiene como deber apoyar a sus países cuando van a la guerra. Es de capital importancia que entienda que de todas las actividades que mantienen a la maquina en movimiento la guerra es una de las más rentables. Si usted desea seguir disfrutando de partidos de futbol los domingos en la tarde debe apoyar a sus compatriotas que se encuentra en los desiertos de medio oriente no solo para combatir el terrorismo si no para que usted pueda tener en empleo en una empresa que fabrica componentes para al aviación o chalecos anti bala, o los alimentos que nuestros guerreros consumen en las pausas de la guerra.

Y para entender lo que quiero decirles veamos este señalamiento de Mimford:

Lo que se necesitaba quedó demostrado por la Primera Guerra Mundial, y fue firmemente establecido a través de las megamáquinas de la Segunda Guerra Mundial: Una demanda ilimitada que solo la guerra, o una pseudo guerra, hace posible…….y con esto una expansión ilimitada del crédito, una garantía de ganancias para las industrias de la guerra, un incremento en las ganancias para todos, excepto para el tercio más pobre de la población y, lo mejor de todo, una rápida reposición de productos por la destrucción incesante.
 Como resultado de la guerra en sí misma, el centro económico de gravedad se traslada al Estado, la megamáquina nacional: y entre reparar la destrucción causada por la guerra y la invención y manufactura de nuevas armas de destrucción masiva, más complejas y costosas que nunca, se alcanzan por primera vez las condiciones necesarias de pleno empleo, producción a toda capacidad, investigación y desarrollo al máximo y consumo total.”(Lewis Mumford. The Myth of the Machine: The Pentagon of Power. HBJ Books.1970)

Reflexione sobre todo lo expuesto  anteriormente y acepte su función dentro del engranaje y la maquina le servirá y se servirá de usted a perpetuidad, en una relación simbiótica de “ganar-ganar”, solo que en este caso “ganar-ganar” no se refiere a que usted gana y la maquina también, no, la maquina gana dos veces y usted siempre pierde.

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