jueves, 7 de agosto de 2014

La rebelión de la máquina

Alvin Reyes

El hombre creó los Dioses para rendirle culto.

Luego el hombre se hizo Rey para hacer  la voluntad de los Dioses.

Y para dirigir los vasallos se inventó el Estado.

Para administrar el Estado, someter a los vasallos y explotar la naturaleza surgió la máquina.

Y los dioses dijeron “Quiero un templo”.

Y la máquina inventó la guerra para conseguir los esclavos que construyeron las pirámides.

La máquina siempre estuvo al servicio del Estado, por y para la gloria del Rey.
Y luego para la gloria de Mammón.

Durante siglos máquina y Estado fueron uno.  La máquina al servicio del Estado, del emperador, del gobierno, del partido, de la nación.

 Para conquistar territorios, para exterminar naciones, para abrir mercados.

Pero hoy ya esto no es así. Las corporaciones gobiernan y ahora el Estado está al servicio de la máquina.

La máquina ahora sigue su propia agenda, no le importan los nacionalismos ni los interese de los Estados. Solo sigue el camino del beneficio económico.

Consideremos lo siguiente:

 A pesar de ser compañías estadounidenses sólo alrededor de una quinta parte de los empleados de IBM en todo el mundo son estadounidenses y sólo el 40 por ciento de GE. La mayor parte de las últimas contrataciones e inversiones de Caterpillar se han hecho fuera de los EE.UU. De hecho, desde el año 2000, casi cada corporación multinacional americana grande ha creado más puestos de trabajo fuera de los Estados Unidos que dentro. Si se agrega a estos el número de  sub-contratistas extranjeros, la diferencia es aún mayor. (*)

Otro  ejemplo.

Las empresas "americanas" reciben créditos fiscales generosos y subvenciones para la investigación y el desarrollo, cortesía de los contribuyentes estadounidenses. Pero en la reducción de los costos de estas corporaciones de I + D en los Estados Unidos, los créditos fiscales y los subsidios pueden llegar a proporcionar dinero adicional para que hagan más  I + D en el extranjero. 3M está construyendo centros de investigación en el extranjero a un ritmo más rápido de lo que les está expandiendo en América. (*)

La máquina no tiene ya nacionalidad la máquina se rebeló contra su creador, el Estado, contra los Reyes, contra el ser humano. Ella, en la forma de las corporaciones, tiene su propia agenda.

Y esta no incluye la felicidad de los seres humanos.

(*) Datos tomados de: The Increasing Irrelevance Of Corporate Nationality by Robert Reich

(http://www.social-europe.eu/2014/07/corporate-nationality/)





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