lunes, 13 de febrero de 2017

La catástrofe ultravioleta y la búsqueda de un nuevo Planck

Alvin Reyes

Uno de los primeros indicios de que había problemas en la física clásica lo fue la llamada catástrofe ultravioleta o catástrofe de Rayleigh-Jeans. Esta no es más que un fallo de la física clásica al explicar la emisión electromagnética de un cuerpo en equilibrio térmico con el ambiente. La curva que predecía la radiación emitida por un cuerpo negro derivada de la ecuación de Rayleigh-Jeans se ajustaba muy bien a la curva real para longitudes de onda largas, pero para longitudes de onda cortas divergía de una forma exagerada: no es que fuera algo diferente, es que era totalmente imposible (http://elfisicoloco.blogspot.com/2013/03/catastrofe-ultravioleta.html). Esta divergencia provoco un terremoto en la física hasta que Max Planck propuso los postulados que dieron origen a la mecánica cuántica.

La analogía que voy a usar ahora puede parecer un tanto forzada pero dada mi incapacidad para interpretar el mundo de una mejor manera echo mano de la única comparación posible que se me ocurre para lo que estamos viendo en el mundo hoy en materia social,  filosófica, histórica o política. Veamos algunos hechos que han ido asaltando el mundo en los últimos años. El orden no es cronológico.

·   El renacimiento de Rusia como una potencia de primer orden político y militar.
·    La expansión de  la economía China por todos los océanos.
·    El acercamiento de estas dos potencias, distinto a lo ocurrido durante la Guerra Fria.
·     El acelerado deterioro del medio ambiente.
·    El advenimiento del Internet y el establecimiento de las redes sociales como medio de expresión de  la sociedad (Amen de otras implicaciones nos referimos aquí a la oportunidad, nunca antes vista, de  la gente poder expresar y difundir sus ideas).
·     La victoria de Trump.
·     La muerte de Fidel.
·    El abandono por parte de la gente de las escuelas de filosofía (¿Podemos hablar de muerte de la filosofía?

Estos acontecimientos y muchos otros han tambaleado las creencias de muchos que aun intentan seguir explicando el presente y el futuro con ecuaciones del pasado. Tal como le pasó a la ecuación de Rayleigh-Jeans los fundamentos del pensamiento sociológico y filosófico de décadas atrás han quedado agotados, inservibles a la hora de explicar los fenómenos que están ocurriendo y los que vendrán.

Es esencial que seamos como Max Planck que a pesar de que su solución no le gustaba a nadie, ni siquiera a él mismo, pudo explicar el problema y abrió, para siempre, un nuevo campo en la física. Pero para lograr esto es preciso, como lo hizo él, dejar atrás viejos lastres, abrir la mente a nuevas ideas que nos permitan explicar y entender el mundo de la segunda edad de la máquina. De lo contrario será una verdadera catástrofe la que se nos venga encima en unos cuantos años.



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