miércoles, 18 de septiembre de 2013

Una advertencia de Toynbee para estos tiempos inciertos



Estamos viviendo de verdad tiempos inciertos. Hace apenas una semana estuvimos al borde de la guerra. Una amenaza que aún no se ha disipado del todo porque los objetivos que se persiguen en  la misma todavía están sobre la mesa de los poderes facticos de la tierra. Una vez más, como a lo largo de la historia, los beligerantes acusan  a sus adversarios de las atrocidades que cada uno de ellos en mayor o menor medida también está dispuesto o, incluso, ya ha cometido.

Un rasgo común en todos estos conflictos es que se recurren a expedientes antiquísimos, pugnas centenarias, viejas rencillas sin resolver como en el caso de los Balcanes o el conflicto árabe israelí. En ese sentido queremos traducir unos párrafos de “A study of history” de Arnold Toynbee porque creemos que se adapta perfectamente a estos tiempos aciagos donde “bombas de violencia cósmica” amenazan a la humanidad.

“Los mismos avances científicos y tecnológicos sin precedentes que han unificado el mundo “aniquilando la distancia” le han dado a la humanidad el poder de aniquilarse a si misma por medio de una guerra con armas atómicas. Nos estamos despertando de pronto a una realidad en la que nos hemos colocado inintencionadamente frente a la elección de dos alternativas extremas, cometer genocidio o aprender a vivir de aquí en adelante como una sola familia. La supervivencia de la raza humana está en duda por primera vez desde que el hombre logró su ascendencia sobre la naturaleza no-humana, un miedo que la humanidad sintió durante parte del periodo paleolítico. Esta vez es la naturaleza humana la que amenaza  a la humanidad con la extinción. La recurrencia de esta antigua amenaza es un reto a  que todos los seres humanos subordinen sus tradicionales lealtades parroquiales a la lealtad a la humanidad misma.

En aras de salvar a la humanidad debemos aprender a vivir juntos en concordia a despecho de las diferencias tradicionales de religión, civilización, nacionalidad, clase y raza. Para poder vivir juntos en concordia exitosamente debemos conocernos unos a otros, y conocernos unos a otros implica conocer el pasado de los otros, ya que la vida humana, como el resto de los fenómenos del universo, se puede observar, tal como ésta se presenta a través del tiempo. Las fuerzas históricas pueden ser más explosivas que las bombas atómicas.  Para nuestro objetivo común y urgente de auto preservación no será suficiente explorar nuestra naturaleza humana común…..Debemos aprender a reconocer, tan pronto como sea posible, las diferentes configuraciones culturales en las cuales nuestra naturaleza humana común se ha expresado en la forma de diferentes religiones, civilizaciones y nacionalidades a través de las cuales la cultura humana ha venido a articular el curso de su historia.
Debemos, sin embargo, hacer algo más que solo entender y apreciar las herencias culturales de los demás.  Debemos valorarlas y amarlas como parte de un tesoro común de la humanidad… Sin el fuego del amor las peligrosas fisuras en las relaciones de la humanidad no podrán ser anuladas. El peligro, aun tan extremo como al que nos estamos enfrentando hoy, no es un estímulo suficiente para hacer que los hombres hagan lo necesario para su salvación. Es un estímulo pobre, porque es un estímulo negativo. Un cálculo a sangre fría de conveniencia no nos inspirará con el poder espiritual para salvarnos. Este poder vendrá solo de la búsqueda desinteresada de un objetivo positivo que venza el impulso de autodestrucción, y este objetivo positivo solo puede ser alcanzado por el  hombre a través del amor.”

(Arnold Toynbee. A study of history. The one volume edition. 1972. Oxford University Press. Pág. 46,47)

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