Alvin Reyes
Dime ahora, oh gran hombre
¿De qué te sirven tus máquinas y tus juguetes?
¿Qué significado tienen tus apuestas bursátiles?
¿Tus mercados excluyentes?
¿Tus portaviones de acero y fuego?
¿Tus estadios de futbol reventados de primates?
Los artistas de la frivolidad, ¿para qué sirven ahora?
¿Qué hacen hoy tus youtubers, tus influencers?
Dímelo tú, sacerdote de la máquina.
Si una minúscula partícula enviada acaso por los dioses te ha llevado a la época de las cavernas.
Parecemos cavernícolas que salimos asustados, temerosos de los depredadores
Y luego volver a nuestras cavernas acorralados de terror a la intemperie
¿Dónde quedaron tus sueños de banalidad y éxito?
¿Dónde han quedado tu religión, tu dinero y tus dioses mecánicos?
¿Qué camino recorrerán hoy todos tus mitos sobre el mercado?
¿Ha llegado la hora de reconocer tus errores?
¿O cuando los dioses se calmen volverás de nuevo la espalda al espíritu y te someterás una vez más a la máquina?
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