Lewis Mumford (Flushing,
Queens, ciudad de Nueva York, 19 de octubre de 1895 – 26 de enero de
1990, Amenia, estado de Nueva York). Sociólogo, historiador, filósofo de
la tecnociencia, filólogo y urbanista estadounidense. Se ocupó sobre
todo, con una visión histórica y regionalista, de la técnica, la ciudad y
el territorio. Destacan en particular sus análisis sobre utopía y
ciudad Jardín. Sin embargo, sus obras más impactantes pertenecen a un
género interdisciplinar y erudito realmente único en el siglo XX, dónde
se dan cita ciencia, tecnología, religión, psicología (psicoanálisis en
particular), arte, antropología, estética o biología entre otras. Esto
es especialmente evidente en su gran obra final, El mito de la máquina, quizás la última gran obra humanista y totalista del siglo XX.
No en vano, Lewis Mumford ha sido tildado
de “último humanista del siglo XX” y “erudito entre los eruditos”, si
bien su humanismo forma parte de una intensa crítica y renovación de un
término que él mismo consideraba caduco en el siglo XX. Curiosamente, y
pese a las admiraciones que suscitó en vida por parte de artistas,
políticos, intelectuales, poetas o psicoanalistas, hoy es un autor
bastante olvidado. Él mismo advirtió que su obra sería relegada al
olvido porque causaría humillación y malestar a todo aquél
hiperespecialista que intentara leer cualquiera de sus libros o
artículos. Tan sólo en ciertos círculos de estudiosos de la arquitectura
y el urbanismo sigue siendo obligatorio el conocimiento de este autor.
Trayectoria
Mumford pertenece a ese género de
intelectuales que nunca acabó una carrera universitaria y que, además,
siempre mostró una postura crítica con la formación oficial en
particular y con cualquier institución estatal en general. Dotado de una
vocación autodidacta realmente voraz, Mumford comenzó siendo un crítico
de arquitectura y urbanismo, escribiendo múltiples libros y artículos
sobre dicho tema a lo largo de su dilatada vida. La historia de las utopías, 1922 y Sticks and Stones,
1924, fueron sus primeras obras relevantes en dicho campo. Éstas le
concedieron fama inmediata entre toda una generación de arquitectos
europeos revolucionarios (Gropius, Mendelsohn…) a quiénes sorprendió su
juventud y su visión crítica.
No mucho después, Frank Lloyd Wright,
acaso el más influyente de los arquitectos norteamericanos de principios
del siglo XX, se pondría en contacto con Mumford, ya que éste último
había expresado en numerosas ocasiones que “sólo Frank Lloyd Wright
puede salvar a la humanidad del caos urbanístico al que se aproxima, de
un urbanismo mecánico, frígido, aséptico, inhumano”. Durante décadas,
estos dos grandes mantendrían una apasionada relación vía epistolar en
la que Mumford siempre se mantuvo distante, ofrendando a veces críticas
positivas y otras realmente destructivas. Más de una de las depresiones
de Wright fueron causadas por la dureza de Mumford, quién era visto por
Wright como una especie de padre espiritual (pese a que Mumford era
bastante más joven). Dichas cartas fueron publicadas en la obra Wright and Mumford. Thirty years of correspondence, 1999.
La ciudad en la historia, 1961,
es su obra más relevante en el campo “urbanístico”, si bien se trata de
una obra realmente extensa repartida en dos densos volúmenes donde
propone una visión de la ciudad como un organismo vivo. Dicho organismo,
con su estética, edificios, funciones, política o sociología sólo puede
ser comprendida, según Mumford, desde la óptica del filósofo
generalista. Por ello, Mumford despliega toda una serie de conocimientos
reflexivos y críticos, mezclando historia, filosofía, religión,
política, jurisprudencia, arquitectura.
Por todo ello, este proyecto resulta
revolucionario no sólo en lo que el título propone, sino en la multitud
de tesis particulares introductorias que ponen en duda teorías
económicas, históricas y antropológicas consideradas todavía hoy
canónicas. Si bien puede ser considerada su obra más influyente (mas no
la mejor), los historiadores del urbanismo sólo parecen haber tomado sus
secciones más descriptivas, mostrando que la profecía de Mumford (que
su obra sería relegada al olvido por la humillación que infringe a la
perspectiva adoptada por los superespecialistas) era verosímil.
A.E.J. Morris, notable historiador del urbanismo, realizó una obra meramente descriptiva y formalista (Historia de la forma urbana)
que, aun teniendo en cuenta la línea cronológica básica expuesta por
Mumford, olvidaba la principal lección: solo una visión holística
desentraña la parte cognoscible de la historia del urbanismo. Cabe
destacar que el estilo literario empleado por Mumford en la redacción de
esta obra resulta sumamente poético y elegante. Por ello, a veces puede
parecer, gratamente, una especie de “ensayo novelesco”.
A partir del 1934 se ocupó extensivamente
de la cultura de las máquinas. En general, el trabajo de Mumford es
abundante y exhaustivo, cubre todo tipo de información histórica, y pone
en relación las diversas civilizaciones (Asia, Egipto, precolombinas,
Occidente en sus distintas fases).
Dentro del enfoque macroestructuralista,
se ocupó de cómo determinadas invenciones tecnológicas transformaron
radicalmente la sociedad, como es el caso del reloj, que influirá en
trabajos posteriores como el de David Landes, Revolución en el tiempo, de 1987.
Técnica y Civilización (1934)
-que se tradujo pronto en Buenos Aires, en 1945, lo que facilitó la
versión del resto de su obra- es seguramente su obra más representativa.
Ahí propone quizás su noción más célebre: la “megamáquina”. Con ella
describe cómo en el antiguo Egipto, la construcción de las pirámides
supuso poner en marcha, además de habilidades constructivas, toda una
compleja burocracia organizativa del trabajo. La Segunda Guerra Mundial y
el desarrollo de la [bomba atómica]] son ejemplos de esa megamáquina en
nuestro tiempo. Mumford consideraba que esta megamáquina encierra
grandes peligros y es destructiva y escapa al control de los seres
humanos. Su visión pesimista de la tecnología se ha extendido a autores
como L. Winner.
Ideas
Mumford no abogaba por un rechazo a la
tecnología sino por la separación entre tecnologías “democráticas”, que
son aquellas que están acorde con la naturaleza humana, y tecnologías
“autoritarias”, las que son tecnologías en pugna, a veces violenta,
contra los valores humanos. Por lo que sostiene la búsqueda una
tecnología elaborada sobre los patrones de la vida humana y una economía
biotécnica.
Su punto de vista está muy relacionado
con la forma de concebir las relaciones humanas y urbanas planteada por
los anarquistas clásicos (Kropotkin, desde el pensamiento social o
Howard, desde el urbanístico, con su idea de “ciudad jardín” por
ejemplo), pero también de los urbanistas canónicos más importantes y
clásicos del siglo XX, como Le Corbusier.
Munford también colaboró en la reforma de
las new towns inglesas, afrontando la función simbólica y la expresión
artística en la vida del hombre. Se le ha relacionado culturalmente con
autores como: Patrick Geddes, Ebenezer Howard, Henry Wright, Raymond
Unwyn, Barry Parker, Patrick Abercrombie, Matthew Nowicki.
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